Te juzgan unos jueces
en base a acusaciones
que no se sostendrían ni un segundo
en una democracia.
Los miras con recelo; siempre oíste
que no son de fiar, que son la herencia
indeseable de un tiempo
en que la libertad era un cadáver
expuesto al sol en plena plaza pública
con fines evidentes.
Pero mantiene el Régimen
―la prensa, los políticos, los capos
del totalitarismo financiero—
que el poder judicial es más que independiente
y que la democracia no está en duda.
Y vuelves a confiar en la justicia
y esperas quedar libre
de polvo y paja en un proceso
que ya hubiese gustado
a Kafka como tema de una de sus novelas.
La rabia, la impotencia
y la estupefacción
se mezclan en tu boca
como un mejunje a base de aceite de ricino
cuando dictan sentencia;
te han reventado el ano sin compasión alguna
y para más recochineo,
te obligan a que pagues la cama y los condones.
¿España o Venezuela?
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
En Venezuela hay políticos españoles, en España hay políticos venezolanos... La justicia está en manos de la mafia.
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