miércoles, 1 de marzo de 2017

El último invierno


Llegamos tarde. Pero nadie pudo ver como nos colábamos por las rendijas de las persianas. Ocupamos nuestro lugar y aquella naturaleza helada y putrefacta comenzó a tomar color y aroma. Como siempre hasta entonces. El silencio, no obstante, era absoluto. Luego empezó a llover y se hizo el estrépito: un himno de emboscadas y patriotas sedientos de venganza. Tuvimos que escapar de allí llorando. Era jueves e invierno y todo quedó a oscuras. Pero ya pasó el tiempo de sentirnos culpables.

1 comentario:

Francesc Cornadó dijo...

Entre el silencio y el estrépito, magnífica terapia. No nos sentiremos culpables, faltaría más.
Magnífico texto, te felicito.
Francesc Cornadó