Aun cuando raras veces lo consiga,
vencido por el vértigo y las náuseas,
rompo aguas con denuedo noche a noche
tratando de parir poemas feos.
Feos como la penuria, la metralla,
un vagabundo ahogándose en sus heces,
un dogma, el exorcismo, la tortura,
las ratas de cloaca o el cadáver
preñado y putrefacto de una cierva
dando alimento a moscas y gusanos.
Porque sin duda así,
damas y caballeros, mis amigos,
y no como esos rancios eufemismos
–el río que va a la mar, un sueño, un círculo–
con que huyen de su espanto, cobardes, los poetas,
es este vacuo, acerbo y arduo tránsito
denominado vida.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Animo, que este vacuo, acerbo y arduo transito que se llama vida, al menos, te ha permitido escribir poesías, tener familia, conocer al detalle como se va de Huelva a Sevilla, y muchas otras pequeñas cosas más.
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