(o de los tiempos que se avecinan)
TRAS enumerar la prolija lista de cargos que pesaban en su contra, con medida vehemencia la jueza le inquirió:
-¿Cómo se declara el acusado, inocente o culpable?
-Hambriento, señora, hambriento.
-¿Cómo se declara el acusado, inocente o culpable?
-Hambriento, señora, hambriento.
(Dedicado a todos los sesudos políticos que, al servicio exclusivo del capital, rigen nuestros destinos desde la Comisión y el Parlamento europeos, Congreso y Senado, Gobierno de España, Parlamentos y Gobiernos Autonómicos, Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos).
2 comentarios:
El hambre puede justificarlo todo.
Que no nos pongan a prueba.
PAQUITA
No podemos esperar lucidez de ellos
y eso colma nuestra irritación.
Abrazos
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