Es cierto: nunca nos juzgamos, nunca me juzgaste, y eso te honra. Pero, ¿sabes?, ahora, en esta distancia espalda contra espalda que me consume, pienso que tal vez hubiese sido mejor hacerlo. Puede que de ese modo hubiésemos podido perdonarnos -no yo a ti o tú a mí, hablo de perdón propio, de amor propio- por los pecados nunca cometidos, por tanto enconado empeño como pusimos en no consumar las mutuas tentaciones. También tienes razón en dudar de mi existencia. Porque yo ya me he desvanecido, lentamente me fui abismando en el vacío desde el instante mismo en que tú te marchaste -¿o acaso fui yo que te eché de mi lado o terminé por marcharme?; no sé, mis recuerdos también, con el destiempo, han ido difuminándose-. Y ya no soy ni la sombra de un espectro. Y tú, mientras tanto, como siempre, pensando que ya no tienes edad para casi nada, algo que es tanto como estar muerto. No, yo no existo, pero siempre te estaré escuchando por si te sirve de alivio verter sobre mi nada tus palabras. Pero, te lo ruego, aunque nunca hayas tenido edad para mí, comienza a pensar que sí la tienes para otras muchas cosas. Y vive. Que pases buena noche y hasta mañana.
La rana…
La rana…
26 de octubre de 2007
3 comentarios:
Me tienes "enganchada" a tus monólogos en la luna..., ¡mucho!
Un beso
Es curioso muchas veces las interpretaciones que hacemos los lectores de las cosas, imaginando cada uno lo que el autor quiere decir...Muchas la mayoría, el autor no tenía ni la más remota idea de que podía ser asi interpretado(o esos dicen algunos)Pero imagino que sonreirán al leer las opiniones y ver nuestras divagaciones mentales.Pues va sonría...
Esa rana es una rana siamesa o tal vez una rana apoyada sobre un sauce llorón...oh tal vez las reencarnaciones de dos enamorados,esos de amores imposibles .
En cualquier, caso esa mente monológa muy bien
besos
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