viernes, 18 de abril de 2008

Turbación


Hoy, muy de mañana, he visto de nuevo
A aquella mujer, ya sabes,
Aquella
Que, alguna que otra vez,
Ya te hube referido.
Me la encontré en un semáforo en rojo
Y, en voz baja, le dije:
- Elvira, buenos días,
Qué tal te marchan las cosas, mi amiga.
- Debe estar confundido, caballero
-respondió amablemente-,
Yo a usted no lo recuerdo de haberlo visto antes,
Y mi nombre es Eulalia.
Y siguió su camino sin darme, al menos, tiempo
De, humildemente, rogarle disculpas.
Pero, aún así, volviéndose un instante
Mientras se iba alejando, me otorgó una sonrisa
Como hace ya mucho no te veía.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

qué difícil es olvidar cuando no se quiere olvidar, ¿verdad?

un beso, grandullón ;)

Anónimo dijo...

Hola primo.

Hay sonrisas que matan,
más si son otorgadas
pelín con desprecio,
pelín con arrogancia,
casi con desgana,
pero con ganas
de dar morcilla:
sea Eulalia
o sea Elvira.

Abrazo, primo.

Anónimo dijo...

Eulalia, Elvira, Eustaquía, Eleuteria... Cohone, qué más da el nombre cuando la sonrisa es bella.
Por cierto, la niña de la foto debe de ser modelo de Licor de Polo, por lo meno...

Anónimo dijo...

Que bella sonrisa... aunque, depende cómo, un poco más imperfecta pero sentida, mejor... ¿verdad?
Beso