sábado, 20 de febrero de 2010

Nunca sueñes


Nunca me mires
Vuelve
La espalda a estos pingajos consumidos
Qué agónicos se asfixian
En lo cóncavo

Al grito desgarrado de este espejo
Arrítmico y reseco en su hemorragia
Muriendo sin
Tu luz tu voz
Muriendo.
Ya no me mires
Dime adiós nunca
Me sueñes

No sea que al soñarme al fin
Comprendas

Te envuelvan con sus fauces
Palpes sientas

Dolor llanto y zozobra
Náuseas miedo

Congoja abatimiento evanescencia
Las ansias la impotencia un mar rugiendo
Rompiéndote también también
Muriendo.

3 comentarios:

Andrea Breq dijo...

No miro, no hay vuelta de página, hay libros cerrados, amurados en tiempo de descuento. No miro, ni atrás ni adelante si la añoranza le arrastra hacia el hueco que ha dejado su ausencia...

El dolor nace y se escurre entre los espacios, ha aflorado en cada verso, lo he visto tan de cerca...

Un abrazo pleno, y un placer acercarme a ti.
Me quedo, cerca...

A.

Anónimo dijo...

Ay Rafa…
Como para intentar (o pretender) soñarte después de estos versos. En Cuba dirían……¡Con esos truenos quién duerme! jaja
Me encantan.
Un beso

Elsa dijo...

Que no te sueñe, siempre y cuando nos cuentes tus insomnios en verso.

Muchos besos, Rafa.