Me preguntas, hermano,
si hay algo que aún nos una
en este erial sediento
del sálvese quien pueda.
Si puede haber banderas
comunes a las lágrimas
del que huye y el caído
y el que aún se tiene en pie
tan sólo apuntalado
por una rabia agónica
carente de esperanza.
Si puede haber un credo
común que nos permita
armarnos y hacer frente
codo con codo al miedo
que infunde la miseria.
¡Hermano, abre los párpados!
¡Abramos al unísono
los párpados! ¡Miremos
más allá de la venda
que urdió la pesadilla
de la desesperanza!
Veremos en los muros,
veremos en las sombras,
como aún brilla una luz,
como aún se abre una grieta,
como existe, florece
un credo inextinguible:
la reivindicación de la alegría.
si hay algo que aún nos una
en este erial sediento
del sálvese quien pueda.
Si puede haber banderas
comunes a las lágrimas
del que huye y el caído
y el que aún se tiene en pie
tan sólo apuntalado
por una rabia agónica
carente de esperanza.
Si puede haber un credo
común que nos permita
armarnos y hacer frente
codo con codo al miedo
que infunde la miseria.
¡Hermano, abre los párpados!
¡Abramos al unísono
los párpados! ¡Miremos
más allá de la venda
que urdió la pesadilla
de la desesperanza!
Veremos en los muros,
veremos en las sombras,
como aún brilla una luz,
como aún se abre una grieta,
como existe, florece
un credo inextinguible:
la reivindicación de la alegría.
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