miércoles, 27 de marzo de 2013

Intolerancias

“Érase un hombre a una nariz pegado”

Francisco de Quevedo

Con arrogancia y pose
de eruditos,
critican
el verso endecasílabo,
el acento en la sexta,
la rima y el soneto
–salvo que sea de Góngora o Quevedo–,
y se dicen poetas.
No habré yo de negarlo;
no es algo que me incumba
–mi sitio queda lejos del Parnaso–
y lo dejo,
por tanto,
al hacer de los críticos.
Sólo diré al respecto
–me siento facultado en este punto
por ser asunto ajeno a lo poético–,
de seres tan empíreos e infalibles,
que son, a mi modesto
juicio, unos rotundos gilipollas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La eterna lucha de los eruditos contra los ingeniosos...