(Crónica urgente de lo sucedido el pasado sábado en Triana)
Las fiestas veraniegas del sevillano barrio de Triana, a la vera del río Guadalquivir, fueron antaño el punto de encuentro de su artístico y variopinto vecindario. Allí se reunían los abundantes flamencos y toreros nacidos en la Cava, los niños se montaban en los cacharritos, los chavales jugaban a la “cucaña” o por ser los nadadores más rápidos en cruzar el río, las mocitas se echaban novio, las amas de casa engalanaban de guirnaldas y flores sus fachadas y patios, y lo mismo hacían los pescadores con sus barcas, en inofensivos concursos de belleza y los más devotos sacaban en procesión a Santa Ana, para que bendijera las calles.
Hoy día la “velá” de Triana se ha convertido en una excusa para vender el barrio como publicidad turística institucional, por su tipismo y por estar situado en ese escenario y marco incomparable, el de la otra orilla de la Torre del Oro y La Giralda. Los responsables de sus fiestas han pensado a lo grande. Traeremos a los mejores triatletas y ciclistas jóvenes de toda España a concursar en dos jornadas matinales. Para ello contamos con el patrocinio de las todopoderosas firmas bancarias, de la construcción y de los negocios del turismo y del ocio. Todo serán números verdes y daremos una orgullosa imagen de modernidad que será aplaudida en todos los ámbitos.
El barrio trianero fue ocupado policialmente y sin previo aviso durante dos mañanas enteras. Se cerraron y blindaron sus accesos. Se vaciaron los modestos puestos de los placeros del mercado de abastos. Éstos, trianeros de toda la vida, saltaron indignados a la calle para protestar. El resultado fue el ser mamporreados salvajemente por las fuerzas de seguridad.
Los habitantes del barrio trianero nunca vivieron una “velá” como ésta, vuelta completamente de espaldas al sentir popular¡
© Carlos Parejo Delgado
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