El pasado 7 de enero, en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz, nació Esmeralda, colmando de felicidad a sus padres, Sara y David, dos discapacitados psíquicos en paro y sin recursos económicos.
Dos días después, la Consejería para la Desigualdad y el Malestar Social de la Junta de Andalucía que, junto con el resto de los integrantes del Gobierno Andaluz, tanto presume de sus esfuerzos por la eliminación de barreras y la integración de los discapacitados, procedía a secuestrar a la niña arrebatándola de los brazos de su madre. Hipócritas.
Sí, un secuestro con alevosía que ya venía siendo proyectado desde que los Servicios (anti) Sociales de la Junta de Andalucía, integrados para este caso sin duda alguna por un atajo de insensibles y despiadados discapacitados emocionales, supieron del embarazo de Sara. Fueron los propios David y Sara los que se dirigieron a los citados Servicios (anti)Sociales para, ante el temor de que su hijo naciese en situación de desamparo, solicitar ayuda de la administración.
Pero no se puede pedir peras al olmo. Las posibles soluciones que les ofrecieron sólo pueden ser calificadas de miserables y más propias de sociedades donde la pureza y la perfección de la raza se convierten en aberrante leitmotiv del mal gobierno ejercido por unos politicastros sin escrúpulos que de una Comunidad Autónoma como la andaluza que se considera democrática. Éstas fueron abortar, entregar a su hijo a un familiar próximo –alternativas, si es que pueden ser así llamadas, a las que se negó la pareja- o que antes del alumbramiento hubiesen salido por sus propios medios de su situación de desamparo, dado que la administración no estaba dispuesta a prestarles ayuda alguna al respecto. Canallas. Miserables.
Y así, el 9 de enero –y al nauseabundo estilo de Harry el sucio, que en primer lugar disparaba y después procedía a efectuar las preguntas, o de las unidades Precrimen con las que Philip K. Dick y Steven Spielberg nos ilustraron en Minority Report-, unos Servicios (anti) Sociales incompetentes, tras una dejación criminal y absoluta de sus funciones, arrancaron a Esmeralda de los brazos de su madre. Salvajes.
La discapacidad está sobre todo en los ojos del que mira. Sí, y este caso nos demuestra que Micaela Navarro, Consejera para la Desigualdad y el Malestar Social de la Junta de Andalucía, su delegada en la provincia de Cádiz, Manuela Guntiña, y los funcionarios de medio pelo que tan lamentable e incompetentemente se han ocupado de este caso –por haber visto discapacidad para dar amor y amparo donde probablemente exista todo lo contrario- no están, respectivamente, capacitados para Gobernar o administrar ni siquiera una comunidad de vecinos, ni para trabajar en algo tan delicado y, a la vez, tan importante, como los Servicios Sociales. Incompetentes.
Un caso en los que las diferencias de Sara y David han sido tratadas como un delito y ellos como delincuentes sin derecho a la presunción de inocencia ni a defenderse. Dos seres humanos tratados al modo en que trataría un estado fascista a aquellos que son diferentes. Condenados a perder su hijo no porque se hayan mostrado incapaces para cuidarlo, darle amor y educarlo, sino porque tal vez eso pudiese suceder. Un caso en que la Consejería de Bienestar Social ha demostrado lo inútiles que pueden llegar a ser los que la dirigen y gestionan y como tan sólo se trata de una Consejería fachada para ocultar que al Gobierno de Andalucía se la trae al fresco el bienestar de los ciudadanos, en especial el de aquellos que son diferentes y tienen, por ello, necesidades perentorias que deberían ser cubiertas por la administración con los impuestos que todos los andaluces pagamos y que los gobiernos mal llamados socialistas de España y Andalucía se dedican a repartir alegremente entre adinerados empresarios y banqueros y todo tipo de mangantes de cuello blanco.
¿Qué se podría exigir ante tanto despropósito? En primer lugar, y de manera urgente y prioritaria, Justicia. Que Esmeralda sea devuelta a sus padres y que los Servicios Sociales de la Junta de Andalucía se ocupen de ofrecerles las condiciones necesarias para que pueda permanecer a su lado.
Y después, sin duda, la dimisión de la Consejera y su Delegada provincial –algo que, por supuesto, nunca harán, pues para ello sería preciso que contaran con los atributos de la responsabilidad y vergüenza política en lugar de con esa discapacidad manifiesta para la empatía y el gobierno de los asuntos públicos-, así como que los funcionarios que se ocuparon del caso en cuestión sean expedientados y pasen a ocupar puestos en los que para nada tengan que tratar directamente los problemas de los ciudadanos. Para que nadie más tenga que pasar por el calvario por el que están pasando David y Sara.
Dos días después, la Consejería para la Desigualdad y el Malestar Social de la Junta de Andalucía que, junto con el resto de los integrantes del Gobierno Andaluz, tanto presume de sus esfuerzos por la eliminación de barreras y la integración de los discapacitados, procedía a secuestrar a la niña arrebatándola de los brazos de su madre. Hipócritas.
Sí, un secuestro con alevosía que ya venía siendo proyectado desde que los Servicios (anti) Sociales de la Junta de Andalucía, integrados para este caso sin duda alguna por un atajo de insensibles y despiadados discapacitados emocionales, supieron del embarazo de Sara. Fueron los propios David y Sara los que se dirigieron a los citados Servicios (anti)Sociales para, ante el temor de que su hijo naciese en situación de desamparo, solicitar ayuda de la administración.
Pero no se puede pedir peras al olmo. Las posibles soluciones que les ofrecieron sólo pueden ser calificadas de miserables y más propias de sociedades donde la pureza y la perfección de la raza se convierten en aberrante leitmotiv del mal gobierno ejercido por unos politicastros sin escrúpulos que de una Comunidad Autónoma como la andaluza que se considera democrática. Éstas fueron abortar, entregar a su hijo a un familiar próximo –alternativas, si es que pueden ser así llamadas, a las que se negó la pareja- o que antes del alumbramiento hubiesen salido por sus propios medios de su situación de desamparo, dado que la administración no estaba dispuesta a prestarles ayuda alguna al respecto. Canallas. Miserables.
Y así, el 9 de enero –y al nauseabundo estilo de Harry el sucio, que en primer lugar disparaba y después procedía a efectuar las preguntas, o de las unidades Precrimen con las que Philip K. Dick y Steven Spielberg nos ilustraron en Minority Report-, unos Servicios (anti) Sociales incompetentes, tras una dejación criminal y absoluta de sus funciones, arrancaron a Esmeralda de los brazos de su madre. Salvajes.
La discapacidad está sobre todo en los ojos del que mira. Sí, y este caso nos demuestra que Micaela Navarro, Consejera para la Desigualdad y el Malestar Social de la Junta de Andalucía, su delegada en la provincia de Cádiz, Manuela Guntiña, y los funcionarios de medio pelo que tan lamentable e incompetentemente se han ocupado de este caso –por haber visto discapacidad para dar amor y amparo donde probablemente exista todo lo contrario- no están, respectivamente, capacitados para Gobernar o administrar ni siquiera una comunidad de vecinos, ni para trabajar en algo tan delicado y, a la vez, tan importante, como los Servicios Sociales. Incompetentes.
Un caso en los que las diferencias de Sara y David han sido tratadas como un delito y ellos como delincuentes sin derecho a la presunción de inocencia ni a defenderse. Dos seres humanos tratados al modo en que trataría un estado fascista a aquellos que son diferentes. Condenados a perder su hijo no porque se hayan mostrado incapaces para cuidarlo, darle amor y educarlo, sino porque tal vez eso pudiese suceder. Un caso en que la Consejería de Bienestar Social ha demostrado lo inútiles que pueden llegar a ser los que la dirigen y gestionan y como tan sólo se trata de una Consejería fachada para ocultar que al Gobierno de Andalucía se la trae al fresco el bienestar de los ciudadanos, en especial el de aquellos que son diferentes y tienen, por ello, necesidades perentorias que deberían ser cubiertas por la administración con los impuestos que todos los andaluces pagamos y que los gobiernos mal llamados socialistas de España y Andalucía se dedican a repartir alegremente entre adinerados empresarios y banqueros y todo tipo de mangantes de cuello blanco.
¿Qué se podría exigir ante tanto despropósito? En primer lugar, y de manera urgente y prioritaria, Justicia. Que Esmeralda sea devuelta a sus padres y que los Servicios Sociales de la Junta de Andalucía se ocupen de ofrecerles las condiciones necesarias para que pueda permanecer a su lado.
Y después, sin duda, la dimisión de la Consejera y su Delegada provincial –algo que, por supuesto, nunca harán, pues para ello sería preciso que contaran con los atributos de la responsabilidad y vergüenza política en lugar de con esa discapacidad manifiesta para la empatía y el gobierno de los asuntos públicos-, así como que los funcionarios que se ocuparon del caso en cuestión sean expedientados y pasen a ocupar puestos en los que para nada tengan que tratar directamente los problemas de los ciudadanos. Para que nadie más tenga que pasar por el calvario por el que están pasando David y Sara.
En la imagen: Micaela Navarro, Consejera
para la Desigualdad y el Malestar Social de la
Junta de Andalucía y discapacitada emocional.
para la Desigualdad y el Malestar Social de la
Junta de Andalucía y discapacitada emocional.
10 comentarios:
Hola Rafa
¡Me ha dado tanta rabia lo que cuentas! Ya no sólo tienen que llevar sobre los hombros el peso de las limitaciones que trae aparejada una discapacidad (en lo laboral y demás) para tener que soportar que aquellos que inflan el pecho proclamando su labor humanitaria les ofrezcan un aborto, ceder su hija y al final se las arrebaten; un acto repudiable.
No tengo idea qué se puede hacer en estos casos, pero esperemos que alguien tome conciencia.
Detesto a los socialistas de palabras. ¡Los conocí en carne propia!
Te mando un beso.
eres muy grande, Rafa.
muchas gracias.
un besazo.
pd. ¿puedo poner tu articulo en el Recreo?
algo de pupa haremos cuanto más se sepa.
Es lo que todos pensamos que debia hacer la Manuela Guntiña dimitir, porque se podia haber solucionado o tomado medidas antes de que la niña estuviera en el mundo, no arrebatarla de los brazos de su madre en el hospital, para mi esto es una canalla.
Hay varios articulos de la Convencion que vunera este caso, por mucho que hemos escrito nos dicen que se esta estudiando el caso pero lo que ahora prevalece es la proteccion del menor.
Gracias por tu escrito
Con cariño
Mari
Se ha escrito al presidente Chaves.No sabe no contesta
Se ha escrito a Micaela Navarro como consejera de la SS. Nos garantizan el bien de la menor y la impecabilidad del procedimiento, pero de NUESTRA DISCRIMINACI€N, la que sufren Sara y David que ya es nuestra, de la ausencia de medidas transversales para que no se produjera, nos tirán balones fuera.
Se ha escrito al defensor del pueblo. Hasta el momento y una vez más mero trámite.
Se ha escrito a diputados europeos, nacionales, senadores, parlamentarios andaluces y comisión parlamentaria de la discapacidad (Todos estos mientras cobran, no se enteran)
Se han mantenido contactos desde varias fuentes, con el CERMI para solicitar su intervención. Se ha escrito y hablado con la Comisionada de Género Ana Pelaez, .
Se ha pedido ayuda a colectivos de mujeres, algunos pendientes de confirmación, pero hasta el momento nada.
Se ha pedido justicia gratuita, pendiente de confirmación
Se ha pedido ayuda a Aequitas,
Se han escrito muchoa artículos de opinión.
Se han hecho gestiones muy directas con Sara, David y su entorno, que hasta el momento aunque algunas suponen mejora no sirven para sacarles de la trampa tan ruin en la que les han envuelto.
Se está y se estaá abrasando desde blogs y via contactos para que esto se sepa.
A Sara y David, les siguen faltando tres cosas:
1.- Su hija a la que siguen viendo una hora, una vez por semana y como un día se retrasen 5 minutos por lo que sea, están advertidos por escrito, de que no se la dejarán ver hasta la siguiente semana. (Así es como la administracin hace esfuerzos para que el vínculo familiarse fortalezca)
2.- Apoyos para que en breve puedan los tres estar juntos (no en habitaciones separadas, dando de antemano por hecho que existe una cosa denominada planificación familiar, que la administracion dispensa o debería dispensar y no se llama castración psicológica precisamente) , llámese vivienda, piso tutelado o residencia (al menos de momento); reestablecimiento de la pensión de Sara que llegue a ella, empleo al menos para David, etc,etc,etc.
3.- Apoyo jurídico gratuito (porque son insolventes) Indispensable, fundamental y primordial para conseguir las dos anteriores.
Seguimos sin la tercera. Apoyo jurídico. Es decir, la llave que puede abrir la puerta del restablecimiento de la vida de esta familia
Esto es lo que estamos haciendo en favor de estas personas para ayudarlas.
Con cariño
Mari
Hay cosas que por más que sean explicadas sigo sin entenderlas y es que pienso que el amor debe estar por encima de cualquier barrera. Desde aquí todo mi apoyo a esos padres que deben estar pasándolo tan mal.
Gracias, Rafa , por decirlo tan claro y tan bien, por no tener "pelos en la lengua" y llamar a las cosaas por su nombre.
Estas personas que han obrado así, son las mismas que luego se cuelgan las medallas de la integración y dicen palabras políticamente correctas cuando corresponde. Y cree que así han cumplido, y que son mas modernas, solidarias y progresistas que nadie.
Qué asco, de verdad.
¿No se les ha ocurrido que a lo mejor lo único que necesitaban estos padres era AYUDA?
En fin.
Estoy sin palabras. Estas injusticias hacen que el corazón se rebele.
Un beso.
Joder tio!!, de lo que leí al respecto nadie lo ha expresado tan bien como tú, por lo menos a mi parecer.....
¿Cuanta insensibilidd! Le recuerda a uno la película Lady bird, Lady bird. Es triste ser pobre, además de en este caso diferentes, cuando no tienes ayuda. ¡Políticos hipócritas!
Rafa, Bien.
Urbión Costa
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