Atado al mástil de su deriva sin alisios, siente a las llamas consumiendo sus raíces. Arde el barco. No hay celeste que atienda a sus gemidos suplicando: todo es abismo y silencio. Pero se vuelve cera y sonríe al tormento. Al menos, no morirá de frío.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Me encanta la calma, si es total más...
Besos poeta en llamas
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