Atado al mástil de su deriva sin alisios, siente a las llamas consumiendo sus raíces. Arde el barco. No hay celeste que atienda a sus gemidos suplicando: todo es abismo y silencio. Pero se vuelve cera y sonríe al tormento. Al menos, no morirá de frío.
Me encanta la calma, si es total más...
ResponderEliminarBesos poeta en llamas