Cuando ulula el poniente,
Rompiéndome el sueño en la madrugada,
Me derramo en la calle a respirarlo
Como aquél que se asfixia,
Asfixiándome.
Entra en mi garganta el aire salobre,
Roza mis entrañas muy levemente
Y, húmedo y cálido, deja mi pecho,
Con la prisa del que huye pavorido.
Yo, sin verlo, lo miro como vuela hacia el Este,
Pensando con zozobra que, tal vez,
Ese aire manchado de tabaco
Y de desesperanza en mis pulmones
Pudiera acariciar por un instante
Los labios del silencio.
Rompiéndome el sueño en la madrugada,
Me derramo en la calle a respirarlo
Como aquél que se asfixia,
Asfixiándome.
Entra en mi garganta el aire salobre,
Roza mis entrañas muy levemente
Y, húmedo y cálido, deja mi pecho,
Con la prisa del que huye pavorido.
Yo, sin verlo, lo miro como vuela hacia el Este,
Pensando con zozobra que, tal vez,
Ese aire manchado de tabaco
Y de desesperanza en mis pulmones
Pudiera acariciar por un instante
Los labios del silencio.
2 comentarios:
No se pueden tocar los labios del silencio, sólo se sienten, se intuyen...profundamente bello. Un beso
Tus letras acarician, tu aire remueve por dentro, los labios se muerden... delicado.
Beso
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