Aquella mujer padecía una patología sumamente singular, el único caso conocido hasta la fecha: había sufrido tantos desengaños, que había terminado llevando su corazón en un puño. Por tal motivo, no había uno solo de los más afamados cardiólogos que no estuviese interesado en conocerla más de cerca. Pero ninguno logró encontrar el modo de que abriese su mano cerrada. Ella sólo necesitaba a otro cardiópata que se atreviese a penetrar en su puño con el corazón en la mano.
Enero de 2007
9 comentarios:
Sublime relato.
Perfecto.
Un beso
Un tratado de cardiología con el sello de un poeta, curioso tratado.
Me alegra volver a disfrutar tus letras.
Un beso grande y hasta la vuelta :-(
Hola primo.
Otro magnífico relato corto.
Escrito con mucho corazón :)
Muy sentido. Con el corazón totalmente apretado...
Abrazo cardiológico.
debe de ser agotador vivir permanentemente con el corazón en un puño.
Si la medicina tuviera una mínima dosis de poesía seguro estoy de que se multiplicarían las listas de espera.
Conclusión: La poesía provoca colapsos en la Sanidad Pública. Tal vez por ello, los facultativos no suelen llevar el corazón entre las manos.
Café con dos tostadas.
Hola Rafa, ves , ese es el problema, somos nosotros los que nos oprimimos, los que colocamos obstáculos y los que realizamos la eutanasia al corazón...con lo facil que sería abrila.
Un abrazo y espero que pronto estés en línea
Y es que el corazón sólo se abre a otro corazón y ello porque el corazón tiene sus propias "razones" tan ajenas al juicio muchas veces.
Espero que esa mujer encuentre esa necesitada terapia
Abrazo
Lindo poeta, siempre somos nosotros, nosotros mismos quien tenemos la llave de nuestro corazón y bien cerrado permanece si no lo abrimos, nosotros decidimos, siempre.
Otro beso.
Gran poeta. Sabes cómo expresar dolores varios, ganas de no volver a caer nunca jamás... ganas de caer con quien aún está por llegar...
Besos
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