Soy una mujer a la que le impresiona mucho la tristeza ajena, y, en más de una ocasión, tuve tentaciones de acercarme a él para tratar de compartir su angustia, para ver si podía hacer algo que lo ayudase a comenzar a enderezar el rumbo que se le adivinaba perdido. Pero la turbidez pegajosa que flotaba a su alrededor siempre me mantuvo en mi sitio. O fuera de él, quién sabe.
Una mañana no volvió. Ni a la siguiente. Y entonces lo recordé cuando era otro, con otra mirada. Cuando aún no se había perdido. Cuando aún no me había perdido.
La mujer de los ojos tristes me mira, cada mañana, desde el fondo del espejo que hay tras la barra del bar. Tras su mirada perdida se adivina el espanto.
Febrero de 2007
8 comentarios:
creo que es un textos que tiene, y valga la intencionada semi redundancia, muchas texturas...oye, que título para una recopilación de relatos...texturas. Seguro que ya anda por ahí.
No me parece que seas insignificante, segun veo en tu perfil, hoy encontrè una ruta nueva y llego a leerte.
Ya comentarè tus entradas.
Regresarè y gracias.
SHE
Me ha encantado este texto, qué maravilla... Excepcional.
Tiene un suspiro... Perfecto.
Un beso :)
Es profundo, sencillo pero con mucho encanto, muy bien escrito, sereno, maduro, triste, me encanta, un beso
Rafa, sin palabras, realmente me encantó...cuando alguien llega a esos estados de amargura, de estar perdido, ni se reconoce...tú lo has hecho poetico, divino.
Ciao poeta
Sublime.
Ya lo leí cuando lo escribiste y me sigue pareciendo una joya.
Un beso, grandote.
Hola primo.
Estos relatos de carácter "simétrico" siempre me han gustado...
Un ejemplo muy bueno es "Axolotl" del Gran Cronopio.
Pero, primo, tú has brillado a una altura excelente.
Enhorabuena.
Abrazo espejado.
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