lunes, 10 de enero de 2011

La ausente (XIV)


sobre el filo oxidado de la noche ulula hirsuto y gélido el silencio/
atento el corazón en alma viva lo escucha con espanto golpeando los cristales royendo el canto destripando los sueños/
sus dedos de cellisca son cuchillos/
las cicatrices gimen se coagula el tiempo/

el que jugó sin fe sus huellas a las damas se enfrenta al horizonte con un cadáver en las manos un espejo sin rostro una máscara insólita al trasluz del estruendo/
hay una pesadilla velando las estrellas una luz negra/
cae a plomo filtrándose en la niebla devastando la voz de las luciérnagas el grito desolado que yace en el sudario del poema los salmos los altares alzados a lo cóncavo/

y cómo traspasar la hostil mordaza y cómo el vasto páramo de azogue uncido del salitre del destiempo/

la aurora/
pierde/
negras/
ganan/

Fotografía: Elena Baca.

2 comentarios:

Milena dijo...

El otro día alguien dijo "fíjate si sabe la muerte que tiene ganada la partida que nos da toda una vida de ventaja "

Hay que jugarla, Rafa, la partida, siempre y aún a sabiendas que pierde la aurora


en tus versos, no obstante, siempre amanece

Abracitos

Anónimo dijo...

Me encanta, aunque yo, vea la vida de otra forma.
Besos.

Eva Luna