Estaba enamorado y le decía:
"Te quiero. Te olvidare, y muriera."
Y ella le respondía con la mano
estrechando la suya y lo miraba,
como elevada, como transformada
en alegría que la hacía sin peso,
que la llevaba por el aire. Casi
estuvo por decirle: "Adiós, me voy."
Pero temió y calló. Sólo le dijo:
"Te quiero yo también. Si te olvidare,
que me olviden los ojos que te miran."
Y se quedo sin verlo. ¿No nevaba?
Y ella era dulce, y él tan joven
que apenas si la tierra los sentía.
Se casaron un jueves, a las cinco,
entre un redoble de jazmines. Era
como un jazmín el sí: los labios de ella.
Por los caminos de la dicha iban
en busca de su hora. Nunca aguarda.
A la memoria de José Antonio Muñoz Rojas, fallecido en su
Antequera natal a la edad de 99 años, el pasado 29 de septiembre.
2 comentarios:
¡me encanta!
ésta poesía de autores mayores me hipnotiza ultimamente, un solo verso ya es un mundo.
un beso.
Se nos van los grandes por la puerta pequeña, buen momento para recordarles y recordar su buena poesia y su gran humanidad...un abarzo.
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