Entonces la mujer de Lot miró
atrás, a espaldas de él, y se
volvió estatua de sal.
Libro del Génesis
atrás, a espaldas de él, y se
volvió estatua de sal.
Libro del Génesis
Y siguió el hombre justo al enviado de Dios,
grande y resplandeciente, por la montaña negra.
En tanto, una voz penetrante urgía a la mujer:
no es demasiado tarde, aún puedes mirar.
Mira las torres rojas de tu Sodoma natal, la plaza
en que cantaste, el patio donde hilabas, de la casa
en lo alto, las ventanas vacías, la casa en que tus hijos
nacieron, fruto de unión feliz.
Una mirada sólo. Y helados en un dolor de muerte
ya no pudieron mirar más sus ojos.
Sal transparente se tornó el cuerpo todo
y las piernas ligeras en la tierra arraigaron.
¿Y a esa mujer nadie la llorará?
¿Es figura anodina para ocuparse de ella?
Pero mi corazón no olvida
a la que dio la vida por una mirada.
Traducción de Monika Zgustova y Olvido García Valdés.
Ilustración: Retrato de Ajmátova, de Kuzmá Petrov-Vodkin
4 comentarios:
O son tus poemas o son escogidos, siempre es un lujo visitarte.
Un abrazo Rafa.
bellísimo poema, gracias Rafa por compartirlo y poder así yo descubrirlo.
más besos y abrazos.
Entre lo que escribes y lo que lees vas a acabar explotando algún día..., bueno, mejor dicho, implosionando, porque estoy seguro de que los poetas revientan hacia adentro.
Un fortísimo abrazo
Rafa yo si esa mirada fuera a hacerme tanto daño, si la vida me quitara , preferiría dirigirla hacia el futuro y hacia delante, y aunque con dolor y arrastrando los pies si así fuera el caso, trataría de atrapar ese tren; porque puede más la vida que la nostalgia
Un abrazo, amigo
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