Aquél –pensó- fue el discurso de su vida. Lo cierto es que su tono vehemente logró enfervorizar a las masas hasta el punto de llevarlas a los límites del éxtasis. No obstante, la traductora al lenguaje de signos, en todo el tiempo en el que él estuvo desgranando palabras sobre el entarimado, no llegó a mover ni un solo dedo.
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5 comentarios:
Genial Rafa, de todos esos que hablan y hablan y hablan, sin decir nada...
Te admiro
Un beso
Para mí, Esperanza, que me admires o no carece de importancia. Lo que sí la tiene es que me sientas como un amigo.
Besos.
Es un retrato perfecto. La naderia es una curso avanzado que todos ellos toman.
Besos.
En pocas palabras ¡has dicho tanto!, que seguro que la traductora de lenguaje de signos, en esta ocasión, si habría movido las manos...
Genial reflejo de esa oratoria vana e inane, futil y absurda solo paar ganar votos y cobrar a final de mes por nada, oratoria vacia...un abarzo.
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