miércoles, 13 de junio de 2007

Aunque esto no es un poema de amor

Aunque esto no es un poema de amor, aunque ni siquiera llegue a ser un pobre y triste poema, hay algunas ocasiones en las que creo verte caminando entre la muchedumbre en algún lugar imposible. Incluso a veces, no sólo es que crea verte, sino que, empujado por un trastornado sexto sentido que me hace sentir, engañado, que te encuentras muy, muy cerca, te busco. Y entonces tú te me apareces como si fueses la fugaz y etérea materialización de un ansiado déjà vu en el futuro más inmediato. E intento gritar con todas mis fuerzas para llamar tu atención, evitando de este modo que te termines perdiendo en la siguiente esquina u oculta entre los humos de los tubos de escape y las prisas de los transeúntes. ¡EH, EH, ESTOY AQUÍ! ¡Espera, te lo ruego! ¡Qué tengo muchas cosas que contarte y algunas preguntas pendientes por hacerte desde siempre! Pero entonces las palabras se niegan a salir de la garganta y se pierde la oportunidad más postrera de que, quebrando el silencio, puedan dar paso una pequeñita y frágil rendija de luz abriéndose entre la espesura de la densa bruma de miedo y desaliento que me brota de las entrañas vacías y todo lo intoxica. Y entonces, tu fantasma… también desaparece. Y aunque esto no sea un poema de amor, aunque ni por un momento aspire a serlo siquiera, al menos me gusta pensar que, pese a que desde un principio siempre se nos fue demasiado tarde, hubo algunas ocasiones en las que pude alcanzar a hacer mucho más de lo suficiente, para que ante ti, aun sin posibilidades de una aurora, hubiese podido llegar a merecerlo.


Y ahora, debes perdonarme. ¡Me acaba de parecer haberte visto pasar de nuevo! ¡ESPERA!, ¿DÓNDE ESTÁS?, espera, espera, espera...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dolorosa nostalgia reflejas. Ya sabes, a matar la esperanza y aprender a perder, pero...espera, si lo superas no escribirás así, piénsalo.
Un beso

Anónimo dijo...

Me da la impresión de que si algún día lograras retenerla, tenerla a tu lado, ya no sería tan hermosa, tan deseable, tan perfecta...

Anónimo dijo...

Je, je... leuma, perspicaz y directa. Algún día, como dicen que hiciera Lupercio Leonardo de Argensola, quemaré todos mis versos.

Suele suceder, Larrey.

Abrazos.