A Carlos
Diógenes poético,
hago acopio en mis versos
del maná putrefacto
de los sueños perdidos. No es
fácil eliminar -ni camuflarlo
ni enmascararlo, eliminarlo-
el hedor nauseabundo
que desprenden la nada
y los falsos recuerdos.
Bye, bye, hedor. Bye, bye,
exilio. Cuando muera,
arrojadme a los perros.
Ilustración: Diógenes (1860), de
Jean-Léon Gérôme.
1 comentario:
"No nos quites la luz de tus poemas"
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