martes, 29 de marzo de 2011

El espejo de la melancolía (I)


postrados frente a un ídolo de barro
el párpado y la lágrima se funden
rendidos al dictado de las sombras

debajo de las ruinas
como ofrenda
apenas quedan ya al iluminado
la sed la hiel las náuseas

2 comentarios:

MaLena Ezcurra dijo...

Hay que dejar que se fundan el párparo y la lágrima cuando eso sucede nada miente.


Van besos del alma.


M.

Andri Alba dijo...

A mí, que no soy iluminada, me queda la putrefacción.

Un abrazo fuerte,

Andri