Como el faro que alumbrara,
Entre la niebla, mi barco,
Llega una luz mortecina,
Cabo ardiendo en el pasado.
No vislumbro, roto el mástil
Y el catalejo nublado,
Si son ciertos sus destellos
O un espejismo soñado.
Desde la costa, en su llama,
Llega el murmullo de un canto,
Mas no sé si es de sirenas
O de serafines cárdenos.
Me requiere, en la zozobra
Que en el piélago me ha anclado,
A reflotar la esperanza,
Tras su euritmia navegando.
Y el fantasma que abarrota
Mi sentina con su llanto,
Con la sal pegada al alma,
Le pregunta desolado:
“Cómo emerger del abismo
Que amortaja mi naufragio
Si no se encuentra tu puerto
Marcado en mis portulanos”.
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8 comentarios:
Me encantó la musicalidad de los versos.
Un saludo.
Como Darilea, la musicalidad es hermosa...
y con respecto a los puertos, aveces uno se equivoca y baja en uno que no desea, pero esa equivocación es la mayor de las suertes.
besos
siempre esperando la señal ¿no? y tanto las hemos esperado que ya no las sabemos distinguir.
¿cómo emerger?
a contracorriente, como siempre ;)
un beso.
Que ternura me dio :)
Concuerdo con ellas, se lee como si fuese música, es hermoso.
Besos Muchachon.
Sorprendente y bello como siempre...
Cuando hayas podido diferenciar el sonido de aquél canto será un placer leerte...
Te cuidas Poeta... Besos...
Sé por experiencia que tarde o temprano se acaba saliendo a flote. Precisamente en estos instantes me encuentro a mitad de camino.
Sigo paseándome por tu blog, que promete.
:-)*
Es posible emerger… sólo hay que intentarlo.
Mil besos… ¡POETA!
¿Qué hay que hacer para "marcarlo"?
Besísimos
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