lunes, 31 de enero de 2011

Elena Marqués


Elena Marqués Núñez, qué poeta,
de la mejor retórica, qué artista,
no hay causa que a sus versos se resista,
amor y muerte, inicio, senda y meta.

Vibrante y tierna, sólida y completa,
su lírica al instante te conquista,
y alcanza el corazón siempre provista
del tino reservado a la saeta.

Qué cómplice en el verbo, inmerecida,
por obra del azar me ha sido dada,
humilde y generosa, en esta vida

prosaica, vanidosa y agarrada.
Elena Marqués Núñez, bien nacida,
qué suerte hallar tu luz en tanta nada.

Con los pies en la tierra


TERMINA diciéndome el político de izquierdas, en defensa de determinadas actuaciones, en mi opinión miserables y nada éticas, de los sindicatos, que estos no están constituidos para velar por los derechos del conjunto de los trabajadores, sino para la defensa de los intereses de sus afiliados. Como si los sindicatos fuesen un club de fumadores en el que sus miembros se pagan con sus cuotas el tabaco que se fuman, en lugar de financiarse con dinero público; el dinero de todos y cada uno de los contribuyentes, de los trabajadores, de este país regido por miserables sin ética.

domingo, 30 de enero de 2011

Cisma


En sueños le entregué mi corazón
a una Venus de cera y claros ojos;
juré rendirle eterna devoción
ante su altar postrándome de hinojos.

Mas luego, al alba, ¡qué desilusión!,
blindado vi el Olimpo de cerrojos,
mudando, a la intemperie, en cuajarón
mi ofrenda y sus arrítmicos despojos.

Insomne, desde entonces, con el hueco
doliéndome, aun vacío, en las entrañas,
deambulo entre las lóbregas marañas
nacidas de aquel pérfido embeleco,
sin fe, evangelio, ofrenda, ni deidad
do hallar, ya ciego diablo, otra verdad.


Ilustración: Venus del espejo, de Velázquez.

sábado, 29 de enero de 2011

Mitología cotidiana


Sísifo efímero
va y viene el pelotero
¡vida de mierda!

viernes, 28 de enero de 2011

La ausente (XXIX)


Cuando alguien
muy querido
se nos muere,
qué duro
se hace el duelo.
Pero
pasa.
Cuando alguien,
sin embargo,
se nos muere,
y sigue,
tan querido, estando
cerca,
y sigue estando
vivo,
y sigue
transpirando,
y olemos
desde el túmulo,
rozamos,
escuchamos,
bebemos,
saboreamos,
sentimos,
anhelamos,
amargos
e imposibles,
impalpables,
su aliento,
su existencia,
la luz de su mirada,
con la
sangre
sin dedos,
las pupilas
gastadas,
los muñones
sin tiempo,
la pena
crece, apoca, hostiga el centro
sin centro
ni el tumulto
del agua sin retorno,
el duelo
se hace eterno.

jueves, 27 de enero de 2011

Canción


no puedo hablar de jaulas con repulsa
no hay cárcel más proterva que el silencio
cercando los aullidos desolados
de un cántico vagando en la intemperie

quién fuese amor quién fuese
el cántico de un pájaro enjaulado
al borde inalcanzable de tus besos

miércoles, 26 de enero de 2011

El sueño del gato


nacer una y mil veces
tan sólo por de nuevo
buscarte aun sin hallarte

afloja tus zancadas
y déjame que al menos
te siga en la distancia

que no pierda la estela
de saberte en camino
para así estar seguro
de velarte en la ausencia

sabemos

- - - aun negándonoslo
que más tarde no habrá
ni fuga ni arrastrado
cayéndose a pedazos
detrás de un sueño yermo

a veces
me pregunto
por qué por qué no he sido
un puñetero gato

La ausente (XXVIII)


Al pie de la alcazaba inexpugnable hay un umbral temblando a la intemperie, varado entre lo efímero y lo eterno. Sobre el témpano erguido entre el ayer y el nunca, espera la piedad de un sol de invierno, el último destello de lo frío.

martes, 25 de enero de 2011

La ausente (XXVII)


ahora
no sé por qué
tras más de 7 lustros
olvidados
agitan mi memoria aquella noche
la copa de cristal el alfabeto
y aquella profecía pavorosa
uncida de ginebra y marihuana
dictando inapelable su sentencia

ahora sin duda sé que aquella noche
un nombre por entonces sin sentido
fue puesto sin piedad sobre el tablero
augurio de la broza de estos días
de náuseas hiel silencio espanto ausencia

Soneto (con)turbado


“te quiero porque sí, porque te quiero,
sin saber, sin pensar y sin motivo.”

Marcelo Galliano

Quererte sin respuesta ni motivo;
sin ti, sin mí, contigo ni conmigo;
menguado a la intemperie sin tu abrigo;
sin verte ni tocarte; sin tu vivo

aliento entre mis labios, ni un furtivo
encuentro con la noche por testigo;
sin ser, no ya tu amante, ¡ni un amigo!...
es un castigo atroz, sin paliativo.

No obstante, esta pasión, vacío eterno,
anhelo sin futuro y sin historia,
que anega mi alma y deja sin gobierno,

cual barco a la deriva, mi memoria;
este albañal hirsuto hacía el infierno,
mi amor, prefiero a amor otro ni gloria.

lunes, 24 de enero de 2011

La ausente (XXVI)


En la ebriedad nocturna del silencio, con cien copas de olvido en mal estado, me suben a la boca los recuerdos. En cada arcada arrastran, nauseabunda, la hiel negra del alma. Sed de océanos: la arteria está dispuesta, pero el falso rumor del horizonte la detiene; tan sólo es la esperanza, atroz, la máscara, que oculta tras de sí la faz del miedo. No tratéis de entender, ni yo comprendo como la identidad me fue usurpada. Qué amargo es el licor que apaga el verbo, y enciende ese alarido que destila ceniza, polvo, vértigo, humo, nada.

domingo, 23 de enero de 2011

Firmando tablas


A María Fernández Lago


–Tal vez mirar la paja
en el ojo adecuado, recto vate,
haga que terminemos en empate.


María Fernández Lago

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo

Entienda usted que yo, donosa dama,
Prefiero, a la gallina más sabrosa,
Lo mismo que el poeta, el ave airosa
Que, aun siendo enjuta, se alza de la rama,

Diestra y ligera, al viento; allí se inflama,
Y muda en mis adentros cisne, rosa,
Haciendo que levite en temblorosa
Ansia de hoguera eterna. Grácil dama,

Usted me habla de tablas como ecuánime
Tanteo entre dos pájaros de fuego
Jugando a arder al viento. Yo el empate,

La prórroga –jamás el jaque mate-,
Prefiero a la victoria, y jugar, ciego,
De nuevo hasta la asfixia en vuelo unánime.

sábado, 22 de enero de 2011

viernes, 21 de enero de 2011

La ausente (XXV)


Los ojos del olvido son un pozo de sangre. Cautivos de sus olas, los sueños chapotean crudamente, ahogándose en la hirsuta mortaja del insomnio (no hay fondo que detenga la caída, quebrando el espinazo a los deseos, unciendo la agonía del aliento, descoyuntando el cántico). En sus vastas pupilas no maduró la espiga, pero se pudre el fruto: siempre queda una brizna de sal ungida al iris que conduce al abismo. Al pie del pedestal del horizonte –acotado y vacío-, la ausencia usurpa el nombre de una mártir locuaz como el pan tierno; no cabe más estruendo en los despojos sumidos en la hiel de los espejos. Los ojos del olvido son estrellas oscuras en la noche más estéril. Se extingue el firmamento.

La ausente (XXIV)


efecto mariposa: bate sus alas yertas en mi estómago, amortajado en seda, un sueño insomne; y, plúmbeo, el corazón gime en su eclipse, con esa furia efímera y vehemente, que nace agonizante en el relámpago.

jueves, 20 de enero de 2011

Soneto sin estrambote


Yo os quiero confesar, don Juan, primero,
que aquel blanco y carmín de doña Elvira
no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.

Lupercio (o Bartolomé) Leonardo de Argensola.

Recito, de pasión loco, un soneto,
Clamando enardecido que te adoro,
Que ansío respirar, ahogado, el oro
Que fulge en tus cabellos; del coqueto

Claror de tus pupilas ser objeto,
Lamer tu vientre prieto poro a poro,
Tus pechos como lunas, para a coro
Gemir, aullar, de gozo, a ti sujeto.

Me dices son lentillas, llevo faja,
Las lunas de tu sed llevan relleno,
Y no siempre el orgasmo alcanzo pleno…

Eso no importa -digo-, pero, maja,
Es que esto es ya lo más: ¡RUUUUUUBIA DE BOTE!
Acabas de joderme el estrambote.

miércoles, 19 de enero de 2011

La ausente (XXIII)


aunque mi alma consuma
dejadme el fuego
quizás en su humo -agónico-
yo alcance el cielo

y qué me importa
si habré de ser ceniza
que el tiempo agosta


Imagen: Aphosys.

martes, 18 de enero de 2011

La ausente (XXII)


A veces la tristeza, terca araña,
Distópica y mordaz, llama a la puerta,
Y anida en lo más hondo de la entraña
Aislándola, dejándola desierta.

En pugna desigual con la alimaña,
Ansiamos desterrarla. En la reyerta,
No obstante, al fin, sin nadie por compaña,
Juzgamos la derrota como cierta.

Y, entonces, surte un gesto, entre el barullo
De anhelos amputados y agonía,
Mudándola un instante en alegría.

Me basta, inesperado, un gesto tuyo,
¡Ya ves!, para enfrentarme al desaliento;
¡De nuevo otórgame su advenimiento!,

Te ruego, antes que el cruento
Combate en soledad con no saberte
Tristeza sea letal, dándome muerte.

lunes, 17 de enero de 2011

La ausente (XXI)


hurto alevoso crimen
sin testigos
juez pruebas ni cadáver

hay sangre coagulada en los espejos

el vaho de la ventana se declara culpable
ahora nunca siempre amor y muerte

el sexo de las horas
se deshace
en el silencio grave de la infecunda noche

mentiras
como puños
han abatido el cántico

domingo, 16 de enero de 2011

La ausente (XX)

estos ojos
sólo se abren
para evaluar la ausencia


Alejandra Pizarnik
desarraigad mis ojos
cerrad puerta y ventanas
y rogad por piedad
que en la noche el muñón
no halle dedos de sal
para mirar a tientas

La ausente (XIX)


unidos pero ajenos
van víctima y verdugo
sin saber quién es quien
ni entender el porqué
que los lleva al cadalso

se miran con encono
a traición de soslayo
ansiando sin saber
cómo hallar el perdón
a nunca haber pecado

no vuelan no caminan
son sólo dos muñones
anclados a la sal
de apenas unas huellas
que el destiempo ha borrado

sobre el mar no hay gaviotas
risueñas sólo cuervos
que en la arena devoran
los coágulos vivos
de un sueño amordazado

y voraz la resaca
silbando arrastra a plomo
los restos degollados
de un instante que pudo
ser Fénix fuego canto

sábado, 15 de enero de 2011

La ausente (XVIII)


alas de sal
volando hacia Sodoma
llueve en el páramo

viernes, 14 de enero de 2011

La ausente (XVII)


Vida, mi vida, ¿qué has hecho de mi vida?

Alejandra Pizarnik

no hay nada en la palabra que atestigüe
aliento dando esencia a lo nombrado

ficticio es el murmullo de la sangre
una ilusión sin centro un espejismo
sin un trémulo espasmo que en el tacto
dé cuerpo al alarido eco de azogue
sin que el cóncavo ardor de lo celeste
acoja en la humedad de su ego mágico
la sed del manantial que habría de ahogarlo

sediento de mí mismo
como un vampiro sordo
e inaudito

me busco entre las sombras del poema

jueves, 13 de enero de 2011

¿Vivir?

A Marcelo Galliano
Vivir la pesadilla del olvido,
De un sueño que agoniza, en la cuneta,
Su corazón deshecho, grieta a grieta,
Anclado en un latido detenido.

Saber que el cruel desdén que al alma inquieta
Jamás por otro amor será vencido;
Caerse, levantar, ser abatido
Sin nada a lo que asirse por muleta.

Y así, sin ilusión, llorar, menguado,
Por algo que no fue siquiera un sueño;
No ser del propio aliento, apenas dueño,
Ahogado, amor-dazado; enajenado,
Juzgarse alma desnuda sin guarida.
¡Esto es morir, Señor; morir en vida!

Convulsión



¡Amor es resucitar!

Dulce María Loynaz

(como dos mantis
en devoción pagana
festín de arcángeles

herética agonía
que al saltar se hace Fénix)

gimiendo
desnacer
para olvidar la herrumbre
de un periplo en el aire
uniendo alas y labios

saciarse de aguas trémulas
en la fuente de luz
que encajada en las sombras
de ascuas tiñe el deseo

y abismarse en la hondura
del prolífico surco
que alza en fruto esa asfixia
que se alienta expirando

La ausente (XVI)

residuos de un latido detenido
sin red
arnés
ni vuelo
sobre la cuerda floja
de una arritmia indeleble

miércoles, 12 de enero de 2011

Inciso


¿Por qué no fui feroz, por qué no te salvé
de lo turbio y perverso que exhalan los difuntos?

Gonzalo Rojas

enérgico y a un tiempo delicado
–no es fácil conjugar tal mestizaje-
algunas que otras minas
–Carmina Guillermina por ejemplo-
en más de una ocasión me lo dijeron
eres
inenarrable irresistible
irrepetible un éxtasis sin límite
alcohol regando el fuego

pero contigo amor
enamorado
y un tanto gilipollas
sólo pude
portarme como un fraile un sacerdote

pero uno de esos
casto
comedido
y no de aquellos otros
pederastas
que abusan a escondidas de los niños
seguros de alcanzar la comprensión
y alguna que otra bula escandalosa
por parte de la curia vaticana

y entonces paz
y ahora infierno o por
decirlo de otro modo
más bestia y ordinario
de aquellos polvos reprimidos
estos lodos
con su hosco hedor a corazón difunto

martes, 11 de enero de 2011

La ausente (XV)


lo mismo que en un barco
fantasma a la deriva
emite su s.o.s la baliza
del corazón sin alma

a salvo del naufragio que lo abruma
en puerto nadie atiende a su zozobra
o al lúgubre crujir de la mortaja
de sal que lo consume
ni aúlla sin consuelo una sirena
varada entre tinieblas por su pérdida

quizás si un dios panóptico
morase en las alturas
magnánimo y piadoso le otorgase
la tenue luz de un faro en rebeldía
contra el libre albedrío sin clemencia
que henchido de desprecio lo aniquila

quizás si un dios si un ángel
si una caritativa Magdalena

mas falso en su esplendor el firmamento
no es más que un espejismo un hondo abismo
de sombras y silencio

La ausente (XIV)


sobre el filo oxidado de la noche ulula hirsuto y gélido el silencio/
atento el corazón en alma viva lo escucha con espanto golpeando los cristales royendo el canto destripando los sueños/
sus dedos de cellisca son cuchillos/
las cicatrices gimen se coagula el tiempo/

el que jugó sin fe sus huellas a las damas se enfrenta al horizonte con un cadáver en las manos un espejo sin rostro una máscara insólita al trasluz del estruendo/
hay una pesadilla velando las estrellas una luz negra/
cae a plomo filtrándose en la niebla devastando la voz de las luciérnagas el grito desolado que yace en el sudario del poema los salmos los altares alzados a lo cóncavo/

y cómo traspasar la hostil mordaza y cómo el vasto páramo de azogue uncido del salitre del destiempo/

la aurora/
pierde/
negras/
ganan/

Fotografía: Elena Baca.

&&&&&~~~


con tu alegría
endulzo la distancia
pero
qué amargo
no alcanzar a abrazarte
cuando ardes de tristeza

domingo, 9 de enero de 2011

La ausente (XIII)


musito nombro canto aúllo olvido
lo escribo una y mil veces
-mis versos
sudor frío-
con lágrimas con sangre bilis negra
exijo ruego olvido
con alma corazón rayando el vértigo
con hígado y estómago suplico
olvido olvido olvido olvido olvido
y uncido con las náuseas
deletéreo
sube a mi boca su nombre

sábado, 8 de enero de 2011

La ausente (XII)


y ahora ya no sé
por qué razón ni cómo
con el torpe muñón
de las huellas taladas
s.o.s.tenerme en lo cóncavo


(y qué le importa y qué
y qué le importa a nadie
)

viernes, 7 de enero de 2011

La ausente (XI)


silencio entrega rito
silencio ofrenda
sacrificio llaga
silencio inmolación
sobre una piedra abrupta altar ajeno
al salmo amordazado hecho plegaria
que no puede se niega a redimirse
rindiéndose a la lumbre cegadora
de una declaración de apostasía

jueves, 6 de enero de 2011

La ausente (X)


el más locuaz poema
el que todo lo expresa
lo anónimo el silencio

miércoles, 5 de enero de 2011

Dieta hipocalórica


A un panal de rica miel
2.000 moscas acudieron
.
Pero, estando tan obesas,
siguieron el buen consejo
que les diera su dietista,
y además de prevenir
colesterol y otras taras
propiciadas por la ingesta
de manjar tan suculento,
venciendo la tentación,
se libraron sin saberlo
de morir presas de patas
en tan golosa delicia.

La ausente (IX)


efímero es el nombre de las cosas
tan sólo un accidente la palabra
destierro sed regazo lluvia labio
9ª Sinfonía de Beethoven
termodinámica silencio muerte

martes, 4 de enero de 2011

La ausente (VIII)


ladra el silencio

atrapado en la niebla
el hostigado ansía
ser devorado al alba

lunes, 3 de enero de 2011

La ausente (VII)


en la noche amarilla
de candiles celestes
no busco alma ni esencia en la palabra
indago en las entrañas del silencio

así nace el poema

para no recordarla
canto mi oda a la ausente

La ausente (VI)


desnudo y degollado
se exilia en los suburbios
uncido por la niebla

una mirada atrás
una oración pagana
son liturgias heréticas
vedadas a sus ansias

pero el espeso azogue
que lame sus pupilas
refleja los ladridos
de un ídolo de barro
deletéreo y celeste

la mirada cautiva
del viajero de piedra
se funde con la sal
de un paisaje hostigado
subterráneo y sin huellas

domingo, 2 de enero de 2011

La ausente (V)


atado a un yermo có(s)mico
danza hemorrágico
el muñón del poema

La ausente (IV)

entre yo y el que fui
media el cadáver
de un animal talado

sábado, 1 de enero de 2011

La oscura falacia


AQUEL era un pueblo luminoso, sin farolas. Sus moradores se reunían cada noche a las puertas de las casas, con familiares, amigos y vecinos, y, uncidos por la luz de las estrellas, reían y charlaban cordialmente hasta que iban siendo vencidos por el cansancio. Se respiraba amor y calma. Pero llegó el progreso. Hoy, en aquel pueblo, nadie recuerda ya ese trémulo titilar de lejanas luciérnagas endulzando la oscuridad infinita del firmamento. Ni ha llegado aún a contemplar el pegajoso y macilento fulgor de sus farolas de diseño, ya algo pasadas de moda como consecuencia del trepidante y abrupto fluir del tiempo. Hoy, cada día, tras caer el ocaso, los moradores de aquel pueblo, parapetados tras las puertas de sus casas y ajenos por completo a sus convecinos, siempre están, muy callados y serios, ocupados en conocer los cotilleos con guión de una muy baja sociedad sin interés, lejana y aburrida. En aquel pueblo, hoy, cada noche, las alimañas se adueñan hasta del último de los rincones de sus lúgubres calles.

La ausente (III)


una horda de gusanos
devoraba mis sueños
de azogue y mariposas

con devoción autófaga
transmudaba en herrumbre
los códigos locuaces
de un coito de aire y alas

Ilustración: Gabriel Paula.