Recuerda que, desde antes
de conocerla, quiso
ser parte de su vida.
Apenas importaba
de qué modo, aunque siempre
tuvo sus preferencias.
Pero el azar, a veces,
no se muestra propicio
con aquellos que un día
debieron venir juntos
a este mundo y tomados
de la mano afrontar
hasta el último instante
este tránsito hostil
que conduce a la nada.
Pero esto no es más que otra
visión interesada,
amén de delirante,
de lo nunca nacido,
y ella, tal vez, diría,
si aún recordarse el tiempo
en que anduvo buscándola,
que no hay nadie en el mundo
predestinado a ser
alma gemela de otro.
Y tendría razón.
Pero
él,
todavía.
sigue soñando —tétrica
pesadilla— que, incluso
antes de conocerla,
su afán más grande ya era
ser parte de su vida.
Hay almas que sienten al unísono, pero no llegan a ser gemelas
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