lunes, 10 de octubre de 2016

Matthew (y otros agentes desencadenantes de catástrofes)


No es la naturaleza, es la miseria la que se ceba con los países empobrecidos. Una miseria inherente a la voracidad depredadora del monstruo capitalista y que de nuevo ha golpeado con inusitada inmisericordia al pueblo haitiano. Ahora, cuando ya es tarde para los más de mil cadáveres que yacen amontonados tras la catástrofe, es el turno de las actuaciones paliativas. Actuaciones que, de haber existido una política suficiente de ayudas estructurales por parte del mundo desarrollado, serían prácticamente innecesarias. Menos caridad y más justicia. Y también una decidida y eficaz puesta en práctica de medidas preventivas de carácter coyuntural. En Cuba, tan sólo a 90 kilómetros de Haití, cero muertos, tras la evacuación por parte del gobierno cubano de en torno a 600 000 personas en las zonas de mayor riesgo.

BONUS TRACKS

Como siga así la cosa, podrían acabar concediendo el Nobel de la Paz a Pol Pot a título póstumo. Siempre, claro está, que no se interpusiese en su camino una candidatura ganadora como, por ejemplo, la de Harry S. Truman.

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