Desde mis muchos años, miró atrás y contemplo el vacío. No,
nada permanece, nada nunca ha existido, ni siquiera el rescoldo de una aurora futura,
suplantando un instante la negrura insoluble de la noche y su frío. Pero sigo
soñando con estrellas ausentes, con su luz sin origen salpicando de cálidos bisbiseos
el silencio. Desde mis muchos años, que son sólo un ahora, accidente precario,
me aferro sin sentido al tótem espantoso de una llama imposible.
Excelentes imágenes has construido con las palabras. Me gustan.
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