Si algo queda claro en el asunto Errejón -que no me meto yo en
condenarlo ni salvarlo ni juzgarlo; que los que hemos pasado por alguna de ellas,
sabemos como son "nuestras" universidades-, es que estas son una institución como mínimo decimonónica -por no decir feudal. Esperemos
que lo de Errejón pueda servir para que alguien empiece a poner el dedo
en la verdadera llaga, a ver si de una vez por todas se inicia el
proceso de cambio profundo que la Universidad necesita con urgencia en
España. Porque en la Universidad española, salvo honrosas excepciones,
campan a sus anchas los pelotas, enchufados y mediocres. Y los
"cátedros" ociosos con una legión de esclavos arrastrados a su servicio.
Oye, pensé que eso sólo ocurría por estos lados. Entiendo tan bien tú frustración.
ResponderEliminarSaludos.
Estas cosas, Ricardo, ocurren por doquier.
ResponderEliminarSaludos.