Maldito sea el maldito terral,
que ahoga, seca y sofoca el resuello,
maldito este barbuquejo que al cuello
marca el pellejo con una señal,
señal que es sólo señal de que aquello
va -maldito gobierno liberal-
a terminar entre mal y fatal.
A los hombres les eriza el cabello
y a las bestias la crin adivinar
del cuchillo de Abdelkrim ya el destello.
Maldita suerte de nacer plebeyo,
los niños de cuota no van al Annual.
Malditas campanas de la catedral
que dicen adiós doblando a degüello.
Texto e ilustración: Agustín Casado
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