Bajó el hombre del árbol
—o perdió el equilibrio
y se pegó de bruces contra el suelo,
según otras versiones no oficiales—
y, tras unos instantes con los pies en la tierra,
se elevó levitando
hasta depositar su culo en una nube.
Y desde entonces llueven
heces a borbotones sobre el mundo.
por una nube cambiaría la silla del ordenador
ResponderEliminar