El espejo de la melancolía (LXXXIX)
con las huellas borradas
y el horizonte ausente
se resguarda a la sombra
de un ciprés al aguardo
de que un golpe imprevisto
de fortuna le brinde
una oportunidad
de mendigar abrazos
y al llegar el ocaso
se anegan sus pupilas
de herrumbre y sal y crece
un temblor en sus labios
como ala de polilla
justo antes de abrazar
la luz que la consume
Mendigar abrazos; polilla que en la la luz se consume. Poesia de la desesperanza.
ResponderEliminarPrecioso el final, y esa ala de polilla (la imagen es bella)
ResponderEliminarTú y tus espejos, qué demencia poética Rafita.
Besos