Siendo nada en la noche -quiero decir: no siendo-, un grito mudociego me despierta de un sueño más profundo que la muerte -quiero decir: sin sueños. Me niego a abrir los párpados; sospecho que afuera todo sigue oscuro. Además tengo miedo, estoy afuera y tengo miedo. Soy como un niño de 6 años que, en la noche, solo en su habitación, por vez primera, juega a las escondidas con la muerte. Al fin los abro. Estoy en un teatro extraño y frío. El patio de butacas está en el escenario, y no existe salida de emergencias. ¿Qué obra -me pregunto- podrá representarte en este yermo comido por el polvo y las tinieblas? De pronto, inesperado, cae el telón. No hay aplausos. Soy como un niño de 100 años que nunca abrió los párpados y amargamente llora. Estoy llorando.
Ha sido sólo un desvarío, ven Rafa, te abrazo.
ResponderEliminarQué bello el final.
La imagen me encanta.
Besos