FUE consciente de que había algo que no cuadraba en aquel asunto, cuando descubrió que aquel grueso volumen de más de 500 páginas incluido en el pack, no era otra cosa que un libro de instrucciones en 12 idiomas, entre los que figuraban el mandarín y el sánscrito.
miércoles, 30 de junio de 2010
Qué es la vida...
Henchido de esperanza en sus arpegios,
soñó un sueño armonioso con María;
y eufórico otorgó un significado
mirífico a los versos que, inquietantes
y ambiguos, afirmaron que la vida
aun siendo un frenesí, no es más que un sueño;
al tiempo que, ya insomne, lamentaba
haber vuelto a sentirse igual que un muerto,
sin sueños ni el clamor de su eufonía.
soñó un sueño armonioso con María;
y eufórico otorgó un significado
mirífico a los versos que, inquietantes
y ambiguos, afirmaron que la vida
aun siendo un frenesí, no es más que un sueño;
al tiempo que, ya insomne, lamentaba
haber vuelto a sentirse igual que un muerto,
sin sueños ni el clamor de su eufonía.
martes, 29 de junio de 2010
III Noche Poética Triguereña
Viernes, 02 de julio de 2010 a las 22:30
Trigueros, Huelva. Plaza "4 de Diciembre"
(Junto a Centro Día)
(Junto a Centro Día)
Poetas invitados:
Manuel Moya y Rosa "Desastre"
Manuel Moya y Rosa "Desastre"
Tras ellos comenzamos la Noche Abierta para que quién lo desee pueda leer sus poemas, como juglares, en plena calle y bajo la noche.
Organiza: "FORO LA PALABRA"
~~
A Paqui. E.P.D.
A muerto a muerto a muerto
Se la a yebado un fayo murtiorgánico
Estava henferma i llo no lo zavía
Mardita la palavra er llanto seko
Las fávulas los cuentos la poezía
Zi uviera de escrivir llo zu hepitafio
Y arguno sanzionara mis herrores
Llo avría de alegar entristezido
I qué me inporta lla la hortografía
lunes, 28 de junio de 2010
viernes, 25 de junio de 2010
El corazón de Laura
ANDRÉS soñó con Laura. Soñó que soñando, al despertar, ella no estaba; que nunca hubo estado; que una sombra le decía que unos días más tarde Laura había muerto. Andrés soñó entonces que lloraba por Laura, por no haber logrado despertar a tiempo, por Laura siempre en la distancia, por no haber nunca alcanzado a formar parte de su futuro ni a compartir su presente, por Laura muerta con tantas cuentas pendientes, aun desconocidas, entre ambos, por Laura y la lóbrega estancia clausurada a cal y canto que albergaba en su corazón grande y generoso, por la triste frialdad de la intemperie, por Laura y el silencio. Y lloró hasta ahogarse en sus sueños. Y, al despertar y sentir aquella arritmia desbocada en el estrecho ataúd de su pecho, Andrés siguió llorando. Andrés soñó con Laura; lloró un sueño muerto; lloró un sueño, muerto.
jueves, 24 de junio de 2010
miércoles, 23 de junio de 2010
Estrecho
Distancia sin confines que separa
Un sueño de la insomne pesadilla
Del hueco en el estómago y el alma;
Lugar, germen de vida, hecho sudario
De anónimos periplos que fracasan;
Un cruce de caminos que hoy, muralla,
Depara a quien penetra por sus grietas
El crudo despertar del que, frustrado,
Advierte que su sueño era quimera.
Corredor de la muerte
martes, 22 de junio de 2010
La ruta de la seda
No hay más metamorfosis que la que urden
Umbrosos y prosaicos los gusanos;
Alquimia es despojarse de las alas
Y alearse a la matriz del vasto anónimo.
Umbrosos y prosaicos los gusanos;
Alquimia es despojarse de las alas
Y alearse a la matriz del vasto anónimo.
Indlandsis
Deprecación
El útero del miedo se abre estéril
Y engendra con el verbo amordazado
La pútrida simiente del poema.
Oh, súcubo asfixiante, dame fuerzas
Para este coito atroz, voraz y estólido
Transido de añoranzas y cadáveres;
No dejes que las llagas cicatricen
Borrando con la sangre el grito herido
Que acusa, en su injusticia, a la impotencia;
Prolonga con tus sombras la agonía
De este éxtasis letal que, devorándome,
Da a luz al monstruo inerme del poema.
lunes, 21 de junio de 2010
Descuartizamiento
-&&-
domingo, 20 de junio de 2010
sábado, 19 de junio de 2010
Julio César
JULIO César Holguín es un apasionado de los libros de Historia. Pasa buena parte de sus tardes en el Parque Martí, inmerso en los devenires pretéritos de Roma, Tenochtitlan o Babilonia, de conquistas y pogromos, de otras revoluciones también frustradas, en la vida y la muerte de personajes como Alejandro, Napoleón o Bolívar. Julio César Holguín sabe bien que el hambre, el tedio y la miseria pueden subyugar e idiotizar a un pueblo tanto o más que el Panem et circenses.
José Raúl
JOSÉ Raúl Fernández ejerce como cardiólogo en La Habana. Conoce como nadie los riesgos, pero fuma compulsivamente. A sus 52 años, es un excelente profesional en su campo y, por tanto, de cuando en cuando, es requerido para asistir a algún que otro congreso internacional en la materia. Una vez allí no puede evitar sentirse avergonzado a causa de su escaso y ajado vestuario. No se trata de narcisismo, pero José Raúl es consciente de que en este mundo, y más en eventos de este tipo, la imagen, desafortunadamente, es algo muy a tener en cuenta. A José Raúl, hace unos meses, le ofrecieron formar parte de una brigada médica con destino a Bolivia. Se negó. Piensa que los médicos cubanos y las misiones humanitarias que desarrollan en otros países no son más que una burda coartada del Régimen para tratar de lavar su imagen de cara al exterior. Y, por otra parte, no puede soportar la idea de ser utilizado como moneda de cambio para la importación de gas boliviano, en tanto la sanidad en su país cada vez sufre más carencias de medios y buenos profesionales. José Raúl está locamente enamorado de Danae Oliver, una médico cubana a la que dobla la edad; pero, a causa del cariño y el respeto que siente por su esposa, se repite una y mil veces que jamás se permitiría tener nada con ella. En cualquier caso, está convencido de que, aunque llegase a salir derrotado en la lucha cruenta y permanente que mantiene contra sus deseos, no tendría opción alguna. José Raúl sabe que los sueños de Danae tienen lugar en alguna clínica muy lejos del Caribe.
viernes, 18 de junio de 2010
Panta rei
jueves, 17 de junio de 2010
Niurka
NIURKA Cienfuegos reside en Guanabo. Su sueldo, 240 pesos cubanos, le alcanza para bien poco y si logra sobrevivir a duras penas sólo es gracias a las propinas que de cuando en cuando recibe de algún que otro turista. Niurka trabaja dos días sí, dos no, como guía en las Playas del Este y, a sus 22 años, cree firmemente que jamás podrá llegar a enamorarse de un cubano. Pero Niurka está convencida de que, de tener la suerte de encontrar a un extranjero dispuesto a venir a estar con ella unos días al año y a hacer un poco más fácil su vida el resto del tiempo, podría llegar a venerarlo, a serle fiel por siempre, a amarlo con el amor más grande del mundo; un amor verdadero. Y es que a Niurka, como a otras muchas mujeres cubanas, no le ha quedado más opción que aprender a amar con el estómago.
miércoles, 16 de junio de 2010
Este no es el foro
Ayer en La Gata Literata, como fin de temporada, varios de los amigos que allí nos reunimos habitualmente procedimos a leer algunos relatos breves bajo un lema común que se había decididito de antemano: “Este no es el foro”. Aquí os dejo mi intervención.
Este no es foro
Buenas noches; en primer lugar, para aquellos que no me conocen –es decir, todos ustedes-, presentarme: mi nombre es Rafa León.
Damas, caballeros, amigos, individuos, incautas, incautos… mis desprevenidas víctimas; antes de comenzar, es preciso que les pida perdón de antemano por las diferentes vejaciones a las en unos instantes voy a comenzar a someterles. Por favor, aquellos que se consideren con vocación de juez, fiscal, justiciero de barrio o, entre otros, verdugo, tengan la amabilidad de ir saliendo.
No, es broma. Bastará con que entreguen en la barra, navajas, revólveres, abrecartas, poemas, ordenes de desahucio, y cualquier otro elemento susceptible de ser utilizado como arma homicida.
(Comienzo a hojear tres gruesos legajos de folios)
Bueno, como son muy breves, me voy a tomar la libertad de maltrataros con la lectura de hasta tres relatos en relación al lema que nos trae aquí esta noche: “Este no es el foro”
Al primero de ellos, que será el segundo en brevedad, le seguirá, como no podía ser de otro modo, el segundo, que, aun siendo también bastante breve, es el más extenso; y por último –es decir, al final- un híper-breve.
(Mostrando sosiego, dejo caer los tres legajos al suelo)
No, esto no es. ¡Vaya!, me temo que he debido olvidarlos en casa y que, por tanto, al menos hoy, no podré martirizaros con su lectura.
No obstante, no me quisiera marchar sin hacer algo que, salvo en contadas y honrosas excepciones, han repetido aquellos que han pasado en noches anteriores por aquí… ¡Paco, por favor, una cerveza!
Bien, ya me marcho. No, hombre, no. Espero que hayan comprendido que todo lo anterior sólo formaba parte de la mala interpretación, por mi parte, de un breve guión con el que he pretendido introducir la lectura de mis relatos.
Los tengo aquí. (Sacando un par de folios de un bolsillo).
(Miro unos instantes a la concurrencia con inquietud, para terminar bajando la mirada con abatimiento. Poco después…)
¡Mierda, mierda, mierda!, esto tampoco es. (Con rabia y rompiendo los folios en pedazos)
Es broma. No habríais pensado que os libraríais tan fácilmente de mí.
Bueno, ya en serio, pero no tanto, procederé a perpetrar la lectura de mis tres breves relatos; el primero, con apenas cuatro líneas; el segundo, con poco menos de un folio; y el tercero, tan breve, que no hubiese sido necesario ni traerlo escrito. Pero tengo mala memoria.
Va el primero, que, por supuesto, como los otros dos, se ajusta al lema ya mencionado: “este no es el foro”. Lleva por título:
Damas, caballeros, amigos, individuos, incautas, incautos… mis desprevenidas víctimas; antes de comenzar, es preciso que les pida perdón de antemano por las diferentes vejaciones a las en unos instantes voy a comenzar a someterles. Por favor, aquellos que se consideren con vocación de juez, fiscal, justiciero de barrio o, entre otros, verdugo, tengan la amabilidad de ir saliendo.
No, es broma. Bastará con que entreguen en la barra, navajas, revólveres, abrecartas, poemas, ordenes de desahucio, y cualquier otro elemento susceptible de ser utilizado como arma homicida.
(Comienzo a hojear tres gruesos legajos de folios)
Bueno, como son muy breves, me voy a tomar la libertad de maltrataros con la lectura de hasta tres relatos en relación al lema que nos trae aquí esta noche: “Este no es el foro”
Al primero de ellos, que será el segundo en brevedad, le seguirá, como no podía ser de otro modo, el segundo, que, aun siendo también bastante breve, es el más extenso; y por último –es decir, al final- un híper-breve.
(Mostrando sosiego, dejo caer los tres legajos al suelo)
No, esto no es. ¡Vaya!, me temo que he debido olvidarlos en casa y que, por tanto, al menos hoy, no podré martirizaros con su lectura.
No obstante, no me quisiera marchar sin hacer algo que, salvo en contadas y honrosas excepciones, han repetido aquellos que han pasado en noches anteriores por aquí… ¡Paco, por favor, una cerveza!
Bien, ya me marcho. No, hombre, no. Espero que hayan comprendido que todo lo anterior sólo formaba parte de la mala interpretación, por mi parte, de un breve guión con el que he pretendido introducir la lectura de mis relatos.
Los tengo aquí. (Sacando un par de folios de un bolsillo).
(Miro unos instantes a la concurrencia con inquietud, para terminar bajando la mirada con abatimiento. Poco después…)
¡Mierda, mierda, mierda!, esto tampoco es. (Con rabia y rompiendo los folios en pedazos)
Es broma. No habríais pensado que os libraríais tan fácilmente de mí.
Bueno, ya en serio, pero no tanto, procederé a perpetrar la lectura de mis tres breves relatos; el primero, con apenas cuatro líneas; el segundo, con poco menos de un folio; y el tercero, tan breve, que no hubiese sido necesario ni traerlo escrito. Pero tengo mala memoria.
Va el primero, que, por supuesto, como los otros dos, se ajusta al lema ya mencionado: “este no es el foro”. Lleva por título:
Coliseo
“¡ESTE NO ES EL FORO, ESTE NO ES EL FORO!” gritó con espanto, aquel senador romano, cuando, tras despabilar del aturdimiento ocasionado por los narcóticos que le habían diluido en el vino sus enemigos, tomó conciencia de que lo acababan de arrojar a los leones.
Este no es el foro; interesante lema ¿verdad? Bueno, este, ese o aquel; para el caso, es lo mismo. A la hora de la verdad nunca suele serlo, o termina por no parecernos el más adecuado. Y con esto último, precisamente, tiene que ver el segundo de mis relatos.
La hora de la verdad
Tomás Heredia Montoya, el “Fomasico” de Cumbres de Enmedio, era conocido por ese, más que nombre artístico, apodo no exento de sus buenas dosis de mala leche, debido a su complexión menuda y a la ubicación de los pagos que lo vieron nacer, así como a ciertos problemas de dicción que arrastraba desde su más tierna infancia. Su familia, pobre hasta los tuétanos, nunca dispuso de los recursos necesarios para que lo atendiese un buen logopeda… ni uno malo.
En cualquier caso, a Tomás, su pequeño defecto siempre se la había traído al fresco; lo único que ocupaba su pensamiento era la idea de, más pronto que tarde, llegar a triunfar como torero. De modo que, desde bien joven, ni un solo día había dejado de llamar puerta tras puerta reclamando una oportunidad, seguro de que, en llegándole, en ningún momento le temblaría el capote ni le flaquearía el ánimo. Pero al fin, cuando por caprichos del azar, para una Feria de Abril terminó por presentársele, un sólo toro, no pudo más que acojonarse del mismo modo en que se acojona un niño sometido al inhumano y estúpido trance de su primera confesión.
No obstante, cuando unos días antes de la lidia, en plena dehesa de Don Celestino Cuadri, tuvo la ocasión de poder contemplar al astado que le aseguraron le tocaría en suerte –aquella patética mezcla de vaquilla asustadiza y perrito faldero-, se tranquilizó hasta tal punto, que, envalentonado, alcanzó a balbucir para sus adentros:
-A ese “bisho”… a ese “bisho” le “esho” yo “güevos”… y, sin “poblema arguno”, le hago un apaño “pa” dos orejas y rabo.
Pero, debido a la incertidumbre que en esos momentos nos suele anegar el espíritu, sucede con bastante frecuencia que, en llegando la hora de la verdad, cualquier contrariedad, por insignificante que sea, tiende a engrandecerse a nuestros ojos, hasta llegar a antojársenos insalvable.
Así que, cuando a las cinco de la tarde como cantó el poeta, y con los tendidos de la Maestranza a rebosar hasta la mismísima bandera, vio “Fomasico” a aquel pedazo de morlaco “colorao” bufando como una máquina de vapor al irrumpir en la plaza desde la puerta de chiqueros; trémulo, sólo alcanzó a exclamar, un segundo antes de salir corriendo pavorido como alma que lleva el diablo y rogando a todos los santos del cielo que, a su llegada, se lo tragase el albero de detrás del burladero:
-Ese… ese… ¡ESE, “DIOHMIODEMIAMMA”…; ESE NO ES EL “FORO”!
En cualquier caso, a Tomás, su pequeño defecto siempre se la había traído al fresco; lo único que ocupaba su pensamiento era la idea de, más pronto que tarde, llegar a triunfar como torero. De modo que, desde bien joven, ni un solo día había dejado de llamar puerta tras puerta reclamando una oportunidad, seguro de que, en llegándole, en ningún momento le temblaría el capote ni le flaquearía el ánimo. Pero al fin, cuando por caprichos del azar, para una Feria de Abril terminó por presentársele, un sólo toro, no pudo más que acojonarse del mismo modo en que se acojona un niño sometido al inhumano y estúpido trance de su primera confesión.
No obstante, cuando unos días antes de la lidia, en plena dehesa de Don Celestino Cuadri, tuvo la ocasión de poder contemplar al astado que le aseguraron le tocaría en suerte –aquella patética mezcla de vaquilla asustadiza y perrito faldero-, se tranquilizó hasta tal punto, que, envalentonado, alcanzó a balbucir para sus adentros:
-A ese “bisho”… a ese “bisho” le “esho” yo “güevos”… y, sin “poblema arguno”, le hago un apaño “pa” dos orejas y rabo.
Pero, debido a la incertidumbre que en esos momentos nos suele anegar el espíritu, sucede con bastante frecuencia que, en llegando la hora de la verdad, cualquier contrariedad, por insignificante que sea, tiende a engrandecerse a nuestros ojos, hasta llegar a antojársenos insalvable.
Así que, cuando a las cinco de la tarde como cantó el poeta, y con los tendidos de la Maestranza a rebosar hasta la mismísima bandera, vio “Fomasico” a aquel pedazo de morlaco “colorao” bufando como una máquina de vapor al irrumpir en la plaza desde la puerta de chiqueros; trémulo, sólo alcanzó a exclamar, un segundo antes de salir corriendo pavorido como alma que lleva el diablo y rogando a todos los santos del cielo que, a su llegada, se lo tragase el albero de detrás del burladero:
-Ese… ese… ¡ESE, “DIOHMIODEMIAMMA”…; ESE NO ES EL “FORO”!
Y, por último, dedicado a varios de los amigos que os encontráis hoy aquí, y que tanto insistís en que venga una tarde a torturar al personal con la lectura de mis poemas; este híper, híper, híper, híper-breve. Su título:
Este no es el foro
(Permanezco unos segundos en silencio mirando fijamente a la concurrencia)
Muchas gracias.
domingo, 6 de junio de 2010
Ensayo
sábado, 5 de junio de 2010
Fábula (en el Día Mundial del Medio Ambiente)
Siempre en la Memoria
No es fácil pasar página,
cuando están sus renglones
colmados con la sangre de los muertos,
de los ajusticiados
por reclamar la libertad, las víctimas
y su exangüe memoria que, cual cómplices,
pretenden soterrar en el olvido
falaces amanuenses de la Historia.
No es justo pasar página
sin haberla limpiado de borrones,
de ignominias, mentiras,
de sórdidas mordazas.
Y aun así, aun llegando un día a pasarla,
jamás consentiremos arrancarla.
Fotografía: El Miliciano, de Robert Kappa.
viernes, 4 de junio de 2010
Señales de humo
"Une sensation de froidLa mañana,
Le matin était clair et absolument beau;
Tu voulais préserver ton indépendance.
Je t'attendais en regardant les oiseaux:
Quoi que je fasse, il y aurait la souffrance."
Michel Houellebecq
Celeste hasta los tuétanos,
Traía entre sus labios fragancias de agua fresca,
De orquestas en las ramas de los árboles,
De Lázaros alzándose.
(Mejor hubiesen sido hedores pútridos
De enfermedad y muerte,
De lúgubres sarcófagos,
De pájaros y fuentes degollados,
De un gris enmudeciendo cualquier código.)
La luz, por la añoranza subvertida,
Pintaba en mis pupilas horizontes
Surcados por la jerga vaporosa,
Preludio del telégrafo y el morse,
Que usaran hace siglos los Apache.
Yo quise interpretar que eran llamada,
La pipa de la paz, ansias de encuentro...
Qué estúpidos los muertos cuando olvidan
Que el humo son cenizas apagadas
Penadas a no ser de nuevo fuego,
Que el viento
Las dispersa,
Las consume;
Que Apache significa “el enemigo”.
jueves, 3 de junio de 2010
-&-
"Tú me diste una tarde de luz mediterráneaTú me diste un ocaso sin océanos,
y yo te regalé mi timidez primera.
La dejé entre tus manos
-como quien deja al alba
su última moneda-.
La perdida niñez, la fugaz primavera..."
Marisa de la Peña
en medio de un erial vasto y desértico,
mientras yo te entregaba mis veneros.
Los dejé entre tus labios
-cual óbolo a Caronte-
como quien deja el alma,
la perdida esperanza, la fugaz existencia...
De lo ilusorio
Del verso y la palabra,
paridos a dolor,
quiso engendrar liturgias
vehementes y paganas,
estandartes de paz,
murmullos de alianza.
Sin lienzo ni pincel,
los pintó en el vacío:
el estéril celeste.
Usó colores cálidos
con derroche, quebró
cualquier regla pictórica,
mudó en pintor y cuadro.
Sumido en concepciones geométricas
forjó una patria libre, en anarquía,
feraz y sempiterno territorio
desmintiendo lo cóncavo.
Mas se olvidó del tiempo,
del gélido irrumpir de la vigilia,
los límites del cuadro.
Qué fiestas los castillos en el aire
y qué luctuosas ruinas cuando caen. Silencio,
sólo parió silencio
fundido a un vasto abismo,
bastardo intrascendente del escudo y la espada,
del semen del fracaso,
de la herrumbre sedienta que rezuma
la más cruda falacia cosmogónica:
la estólida esperanza.
Desde el desierto, el mar
esculpe en las retinas del naufragio
el canto de unas alas:
un viento sin azogue que se rompe,
legando sus esquirlas a la nada;
this is the end, my only friend, the end.
miércoles, 2 de junio de 2010
Sucedió en abril
LUISITO creció, y sus juguetes, sintiéndose abandonados, y embargados por una melancólica tristeza, cayeron en el pozo sin escala de una profunda y ensimismada depresión. Pero lo peor estaba por llegarles: aquel desvencijado arcón en el que acabaron confinados al fondo del desván lúgubre y polvoriento de la casa de campo que, salvo en contadas y muy exiguas ocasiones, permanecía deshabitada, espectral y silente año tras año. Los juguetes de Luisito, tratando de encontrar cauterio a la pegajosa desazón que les causaba aquella reclusión de la que no alcanzaban a descifrar los motivos, terminaron por constituirse en secta religiosa y, tan sólo unos instantes después de iniciarse su primer acto litúrgico, se inmolaron perpetrando un tan liberador como sanguinario suicidio colectivo. El único que no participó, incomunicado, ajeno a todo, fue aquel caballo de Troya al que Luisito había decapitado hacía ya muchas lunas en el transcurso de una lluviosa tarde de abril.
Abriendo bien los ojos (un poema de Silvia Delgado)
Para Rafael Leòn, poeta y amigo
Abriendo bien los ojos,
escapar del miedo,
agitar el canto,
liberar fronteras,
marcar las huellas
compartir el pan.
Abriendo bien los ojos,
apuntalar los párpados
recuperar los nombres
decir, gritar, aullar.
Abriendo bien los ojos
habitar ideas
abolir tristezas,
ser pulmón, arteria,
ser desafío, vida.
Ser, con los ojos abiertos.
Ser, con el pecho al descubierto.
Ser, con la canción y la bandera.
Ser, con la risa y la palabra.
Ser, con el gesto, con la piel,
con el sexo, la caricia, el poema.
Ser por ti, por mí, por nosotros,
por los que cayeron, por los que están en pie.
Ser,
no cerrar los ojos aunque duela.
No cerrarlos, no.
Hasta que nuestros sueños sean sementera.
martes, 1 de junio de 2010
La luz sin nombre
HACE ya siglos que calló la noche. Los techos y paredes de mi casa ya sólo son vestigios de un pasado manchado con la sed de la inocencia. Sobre un lecho de gélidas cenizas, postrado, tiembla y gime mi cadáver. Con los sueños cerrados, piel y huesos, yace tendido boca arriba. El cielo, negrísimo, no es más que un hondo abismo: su frío lo delata, su quietud desangra el corazón de las estrellas. Abro los párpados; el gran silencio contempla con fruición mis ojos ciegos. Hace ya siglos que cayó la noche. En el mundo incorpóreo de los muertos, los hechos se suceden paradójicos; tú, luz, yo, espectro, espanto, el alma en pena, temiendo que aparezcas con las sombras.