viernes, 30 de enero de 2009

La batida


Lo mismo que jauría de sabuesos,
Me hostigan con sus fauces babeantes,
Siguiéndome en la noche, los recuerdos.

Percute el corazón como una maza,
Nublando con su arritmia mis sentidos,
Y, preso de las huellas a mi espalda,
Me muerden los talones los ladridos.

Les huyo mente arriba con espanto
Y, atónito, en las zarzas voy rindiendo
Jirones de mi piel lesa y sangrante,
Dejando un rastro franco a la traílla.

(De cuando en cuando estalla un fiero estrépito,
Seguido de un silbido en la maleza
Que horada de silencios la esperanza).

Me agota esta carrera contra el tiempo.
Mas puede tanto el miedo que, sin fuerzas,
Me arrastro y pongo tierra de por medio;
Y al fin estimo haber salido indemne
Del ávido mordisco de estas bestias
Que infectan de pretérito mi aliento.

Más, súbita, ante mí surge una cerca,
Me atrapa en sus espinos oxidados,
Me asfixia, excoria, rasga, frena, aquieta…

Y, henchido de impotencia y mudo llanto,
Contemplo la impiedad con la que llega,
Dispuesta a devorarme en alma viva,
Rabiosa en su inclemencia la añoranza.

Ilustración: “Al descubierto”, de James Pollard.

7 comentarios:

  1. A veces no es suficiente con toda la tierra y todo el mar que uno pone de por medio. Los recuerdes simplemente te persiguen para resquebrajarte.
    Abrazos querido.
    Tú Discépolo? Porqué no?Tú escrito es en esencia ese tango maravilloso.

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  2. Pocas veces me dejas sin palabras. Es muy bello el poema y de una tristeza que desarma al más valiente.

    Abrazos Poeta, que tengas un buen día.

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  3. Paso a saludarte y devolverte la visita.
    Tu poema, impresionante.

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  4. A veces por mucho que se corra los miedos siguen ahí, imagino que hasta que uno no se enfrenta a ellos...

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  5. Se me acaban los adjetivos: ¿buenísimo, genial, impresionante, impecable...?
    Pedazo de poeta, eres.

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  6. Querido Rafa, sigo en estas visitas por centurias atrasadas. Hoy está nevando delirantemente aquí en Londres... entonces, desde tus versos, compruebo y escruto dos paisajes. Uno de fuera, el del hermoso blanco invernal que a mis ojos toca y el otro que me ocupa internamente por el efecto de esas remembranzas que zarandeas de lava y hierro candente. Abrazo va desde tu intensa letra, Isa

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