- Adónde, caballero...
…caballero, le pregunto que adónde.
- La verdad, no lo sé:
Desde hace mucho tiempo
No tengo adonde ir
Ni a nadie que pueda estar esperándome.
- Por qué ha subido, entonces.
- Lo cierto es que tampoco
Sabría que decirle con certeza.
Quizá es que estoy cansado
De tanto arrastrar mis huellas vacías,
Sin nada de valor en los bolsillos.
- De veras lo lamento, caballero;
Mas, si no tiene un óbolo,
Habrá usted de apearse
Y seguir caminando.
Qué difícil se hace caminar sin rumbo… sin destino, sin nadie que te espere… o por lo menos… no quien tú quieres… que difícil.
ResponderEliminarMil besos para tu caminar Rafa.
Cansado Rafa, muy cansado volver a desollarme los pies, quizá algún día, pero hoy por hoy... va a ser que no.
ResponderEliminarPero tú sí ehhhh!
;_)
Que duro caminar sin rumbo fijo y que libre poder hacerlo.
ResponderEliminarIronias del taxi que lleva a ninguna parte,...
un abrazo.
Un taxi te puede llevar donde tú quieras, sólo hay que querer y darle la dirección correcta, luego has de pagar el precio del camino.
ResponderEliminarUn beso
Maravillosa noticia la liberación de Ingrid, ha sido un oasis en medio del destierto, esta mañana.
ResponderEliminarQué dura es la soledad, hay gente que es capáz de subirse a un taxi para tener con quién hablar...Pero claro eso tiene un precio. Todo tiene un precio en realidad.
ResponderEliminarBesos
Y para entonces, para cuando no queda un céntimo en la bolsa, ni los taxis hacen carreras a crédito, reemprender la marcha, ya sin suelas, es tan agotador como poco estimulante. Ni vagar queda, buscarémos algún banco bajo una farola amarilla
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