La bruma perniciosa del ocaso
Que anega desde siempre mi mirada,
Hoy se ha metido hasta el fondo de mi alma.
Nunca pensé que la sal de mi sombra
Pudiese morder la sed de otras alas,
De abismo aniquilándolas.
Pero ha sucedido y, ciego de espanto,
Palpando he rebuscado en mil bolsillos
La trémula y tenue luz opacada
De mis gafas de cerca,
Pensando en poder, quizás, salvarme
Mirando en sus retinas mis adentros.
Mas, al ver lo que he visto,
He quebrado con rabia sus cristales
Y henchido de sus trozos mis pupilas,
Para así no sufrir otra vez la embestida
De herir o ser herido en la mirada.
(No alumbrará nunca más mi crepúsculo
La luz que se ha extinguido entre penumbras
Vaciándole sus cuencas a mi entraña).
Bastante tétrico, pero así vamos...
ResponderEliminarBesos.
P.D: Seré yo la única que no se alegra por Ingrid? que paja es esa, una secuestrada politica.. y los demás que? Es más importante ella que el otro que llevaba 10 años allí? y los otros 700 que no se saben si vivos o muertos, qué? Esta porqueria de noticia no me parece más que propaganda basura.
Imagino tus ojos preciosos, por eso no comento más...
ResponderEliminarBeso tus ojos
Me identifico tanto con tu poema, tanto que lo que tengo subido en mi blog, fue escrito con una sensación, estimo, que parecida, aunque a vos te quedó infinitamente mejor, es un gran poema el que has escrito.
ResponderEliminarBesos.
Cómo duele a veces leerte, joder, eres tan buen poeta que hasta dan ganas de abofetearte.
ResponderEliminarPastilitas juanolas y jarabe de miel. Se me ha clavado algo en la gargata, te leí en voz alta.
Rafa
ResponderEliminar¡Ay Dios, vaya poesía! Estremece meterse en el papel que describes, bonitos versos. ¡Qué buena foto! Pensar que somos tan feos por dentro!
Besos