Bueno, sí, estoy de acuerdo con ambas, creo que coincidimos en el fondo, aunque lo expresemos de diferentes formas. Cuando digo que las cargan los dioses, me refiero a varias cosas. A que las guerras se hacen siempre en nombre de un dios, hoy día sin duda el dios "dinero" es causa de muchas. También a que los que las promueven y declaran se creen dioses (esos hijos de puta que dices, Uma; valga la expresión, y vaya ante todo mi respeto por las putas, en especial por las que acaban en la prostitución sin saber cómo y por necesidad), por encima del bien y del mal, cuando no son más (como dices tú, María) que unos malditos y sanguinarios demonios. Y al final los que van a matar y morir en ellas son unos desgraciados que van cagados de miedo o a los que les han lavado el cerebro. Unos pobres diablos, porque al cabo todos somos ángeles, hasta que por uno u otro motivo, acabamos cayendo.
Las armas las cargan los hombres y las disparan los hombres para mandar al infierno a otros hombres. El diablo es un simple onanista que se masturba mientras observa nuestra puerca condición, la torpe y cruel creación de ese otro gran pajillero al que le rezan los moribundos frente a una cruz. Por lo demás nada nuevo bajo el sol.
Perdòn por ser tan guarra, a veces las disparan unos hijos de puta...
ResponderEliminary con un solo disparo destruyen un mundo.
Un beso
pues yo lo veo al revés: las armas las carga el Diablo (Bush y cualquier dirigente que empiece una Guerra) y las disparan los pobres dioses (soldados)
ResponderEliminarpero hay de todo como dice uma.
un beso.
Bueno, sí, estoy de acuerdo con ambas, creo que coincidimos en el fondo, aunque lo expresemos de diferentes formas. Cuando digo que las cargan los dioses, me refiero a varias cosas. A que las guerras se hacen siempre en nombre de un dios, hoy día sin duda el dios "dinero" es causa de muchas. También a que los que las promueven y declaran se creen dioses (esos hijos de puta que dices, Uma; valga la expresión, y vaya ante todo mi respeto por las putas, en especial por las que acaban en la prostitución sin saber cómo y por necesidad), por encima del bien y del mal, cuando no son más (como dices tú, María) que unos malditos y sanguinarios demonios. Y al final los que van a matar y morir en ellas son unos desgraciados que van cagados de miedo o a los que les han lavado el cerebro. Unos pobres diablos, porque al cabo todos somos ángeles, hasta que por uno u otro motivo, acabamos cayendo.
ResponderEliminarBesos a ambas.
Ps. Pondré entre comillas lo de dioses.
Las armas las cargan los hombres y las disparan los hombres para mandar al infierno a otros hombres. El diablo es un simple onanista que se masturba mientras observa nuestra puerca condición, la torpe y cruel creación de ese otro gran pajillero al que le rezan los moribundos frente a una cruz.
ResponderEliminarPor lo demás nada nuevo bajo el sol.
Kaiman el apóstata.
interesante frase, aunque casi le daría la vuelta, se creían dioses los pobre diablos por usar armas
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