Oh tú, mi dulce abismo,
Que amantísimo esperas acogerme en tus brazos;
Tú que harás del velamen desgarrado,
Leve hoguera en el viento con lengua de cellisca,
Polvo menguado en cenizas sin hálito;
Oh tú, silencio, sal, olvido, bálsamo,
Sombra exangüe vestida de amarillo,
Detén un poco el paso
Que ya siento tu frío corriendo por mis venas
Y aún llevo un incendio latiendo en mis entrañas;
Oh tú, con cada albor más necesaria,
No complazcas tan pronto mis anhelos
Que intento en mis heridas levantarme
Y seguir naufragando de la mano
De la desesperanza.
Fotografía: Esao Andrews.
Un aire a Shakespeare!...rafa...la melancolía es dulce pero solo si no nos paraliza o nos sume en la deseperanza...siempre estamos a tiempo de todo...aún de las renuncias.Buen pero que muy buen 2008!Un abrazo
ResponderEliminarhola me encanto tu blog...
ResponderEliminarTus poemas melancólicos son desgarradores por lo bien que lo expresas. Y sí, a veces la melancolía es mejor que el vacío, porque también nos hace sentir vivos.
ResponderEliminarAbrazos
Y yo vuelvo sin saber què decirte.
ResponderEliminarMe llenas de tristes y melancòlicas imàgenes y por momentos me quitas del mundo y me lanzàs a los abismos.
Un abrazo, Rafa
¡De asombro este poema, Rafa!
ResponderEliminarBESOTES
Y este canto, esta invocación al estilo griego, ¿a quién le cantas, poeta? Un abismo -tu propio yo- que te quemará suavemente -leve hoguera- y al que sin embrago le pides que no venga todavía. Se acerca frío -pero quema y de él aún llevas su recuerdo -incendio latiendo en tus entrañas-. ¿Qué es?¿Qué es?¿Qué es?
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