I
Llora junto a mí la ausencia,
Aun siendo el llanto mentira,
Que sin tu ternura expira,
Condenada en su inocencia,
Mi alma en pena de indigencia.
Dime que sin mí te mueres,
Que en lo imposible me quieres,
Y que darías la vida
Por aliviarme la herida
Que con tu marcha me hicieres.
II
No dejes pasar las horas
Que mi tiempo se marchita
Como rosa que se agita
Ante otoñales auroras
De heladas devastadoras.
Dame el calor de tu abrazo,
Deja de un lado el rechazo
Que me arrebata el aliento,
Y da calma a mi lamento
Un instante en tu regazo.
Hola Rafa,
ResponderEliminarBonita rosa la que nos dejas en este otoño lleno de altibajos climáticos.
Rosa preciosa también, esa Guajira...y tremenda la voz de Mayte Martín.
Hace algún tiempo, tuve la oportunidad de escucharla en directo y me enganché a su cante todavía más, si cabe.
Tal vez haya llegado, con el otoño, el tiempo de amar.
Un abrazo,
Estel J.
Sólo una palabra, un gesto, un acercamiento y la Rosa se volvería primaveral, verdad?, pero en fin, hay que pasar por todas las estaciones para apreciar las diferencias, un abrazo. Preciosos versos.
ResponderEliminarDime que sin mí te mueres...
ResponderEliminar¡es preciosa!
y creo, no sé cuando, que te robaré la frase.
Un beso
Qué PASIÓN arrastra este poema, quién lo pudiera agarrar ENTRE LOS DIENTES.
ResponderEliminarBESOS, GRANDOTE, ME ENCANTAN TUS POEMAS Y TU FORMA DE PENSAR Y ACTUAR.
Pd. Eres muy grande, Rafa, acuérdate siempre cuando cogas el metro.
Sabes que prendidas
ResponderEliminarentre mis frágiles pétalos
yacen tus dolientes espinas
y te acojo en mi regazo
vacío y dolido
colmándose con tu pena
de aromas de besos de otoño
versión B
ResponderEliminary te acojo en mi regazo
que vacío y dolido
se colma con tu pena
de aromas de besos de otoño
Oye Rafa, ¿Qué versión queda mejor?
Otra cosa:
dolientes, dolido, quizá tendría que sustituir alguna de las dos palabras para no repetirse ¿no?
CIRCE
Gracias, estel. Mayte Martín es todo un fenómeno, aunque quizá no tan reconocido como se merece. Tal vez haya llegado ese tiempo; ojalá!
ResponderEliminarSí, leuma, pudiera ser, nunca se sabe.
María, mis versos, ya lo sabes, están a tu disposición. No sería un robo, sino un regalo.
Gracias, Victoria, tú también eres grande.
Circe, yo, tal vez, me quedaría con la segunda. Y se puede repetir o no, a gusto, depende de la intensidad que se quiera dar a ese dolor. El dolor tiene muchos sinónimos: desgarrado, desollado, quebrado, amargura...
Yo, ya que hemos iniciado este pequeño taller, trataría de darle a tu poema más musicalidad igualando la medida de los versos. Algo así:
Sabes que yacen prendidas
entre mis frágiles pétalos
tus doloridas espinas
Y que acojo en mi regazo,
huero y dolido, tu pena,
colmándome del aroma
de tus ósculos de otoño.
Muchos besos.