“Cuantas veces yo pensé volver…”
Espalda contra espalda,
con el hielo creciéndose a destajo
hasta las huellas,
desde la memoria;
con palabras sin eco que se pierden
sin poder aferrarse al horizonte,
palabras sin sentido ni concierto
que, queriendo fugarse del ocaso,
se intrincan en el vacuo laberinto
de un negro firmamento sin estrellas:
ciegas sordas silentes ya sin hálito.
Espalda contra espalda,
cual estatuas de sal -en un mundo sin dioses-,
que nunca se expusieron a volver la mirada
hacia fuego y azufre por su miedo al pecado.
Espalda contra espalda: la más inexpugnable
De todas las distancias.
¿A qué te he asustado, Rafa?. Ya me veías como una ocupa. No, de momento no voy por el sur. Era un comentario metafórico.
ResponderEliminarComo tú haces Poesía terapéutica y a mí me va muy bien leerla... pues me iba directa a tomar clases clases particulares :)
Un beso muy grande.
A veces parece un disparate inexplicable, como algo cercano puede sentirse tan lejos.
ResponderEliminarSerán cosas de la vida...
Me gustan tus poemas, poeta.
Abrazos. :)
y decir que de mi amor nada cambió, pero mi silencio fue mayor y en la distancia...
ResponderEliminarla canción de Roberto Carlos marcó mi adolescencia.
Es un misterio esto de la distancia, tener a gente muy cerca y sentirla lejos. Y al contrario, tener a gente muy lejos y sentirla aquí al lado.
Un beso.