Anoche soñé contigo,
jamás quisiera olvidarlo.
Con la luna por testigo,
sobre lecho de alabastro,
penetraron mis sentidos
tus gemidos como cántico,
tus espasmos encendidos,
tu agreste orgasmo en mis labios.
Fui después ángel de fuego,
sable en llamas, cabalgando,
sobre tu vientre, tus senos,
entre tus piernas, tus manos...
y, tras la ceniza, el cielo
de dormir en tu regazo.
ole y ole, poesía a una mano...
ResponderEliminarmmmmmmmmmm, Rafa, sensual, pero elegante, tierno y salvaje, en fin amigo, que me has dejado un buen regusto esta mañana.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bueno Rafa..., qué bueno. Lo jodío del tema es que fuera un sueño y no un recuerdo.
ResponderEliminarQué injusta es la vida tío, qué injusta.
Conejo al ajillo y tinto de Navarra.
Quien no tuvo alguna vez sueños así.
ResponderEliminarPero no todos saben expresarlos de manera tan bella.
Saludos.
Parque Genoves I