Le había costado mucho decidirse, dejar de sentir miedo. Pero, al fin, había logrado despejar todas sus dudas. Ya no le quedaba otra salida, aquello era lo mejor, quizás lo único, que podía hacer para acabar con tanta angustia. Pero justo cuando iba a saltar, al mirar hacia el fondo del abismo, se dio cuenta de ya no tenía ni donde caerse muerta. Con el alma plagada de lágrimas, se dio media vuelta y continuó deambulando sin sentido.
triste caminar el suyo. Pero bueno, mientras sigas caminando tendrá una posibilidad de encontrar el camino, porque quienes se mueven son los caminantes no los caminos.
ResponderEliminarA veces es mas duro y valiente enfrentarse a la vida que a un salto al vacio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo creo que, siempre, es más valiente enfrentarse a la vida que saltar al vacío, ... pero, si el discernimiento falla...
ResponderEliminarBesos desde esta ausencia
PAQUITA
Me comentaban el otro día una terapia de "tercera generación" para la tristeza y la angustia: ponerse en marcha, actividad, y de ahí surgirían más estímulos, podría aplicarse a esta penosa historia supongo, Un beso
ResponderEliminarque haya un lecho "blandito" debajo, entonces, ¿no Paquita?
ResponderEliminarpresiosidad ¿tas mejorsita?
tú por si acaso no saltes a ningún sitio, que se lance rafa, que es el que se las busca
Besotes
Sin duda, larrey, ya lo dijo el poeta.
ResponderEliminarSí, prometeo, hay ocasiones en que se descubre el valor que ignorábamos cuando decidimos, a pesar del dolor, seguir viviendo.
Paquiiiiiiiiita!!!! qué alegría me das, querida amiga valiente. Muchos besos, muchos abrazos, mucho de todo.
Sí, leuma, hacer cosas ayuda muchísimo.
¡Coño!, Milena... yo también te quiero, jajajaja.
Abrazos.
encontré tu blog navegando,es un placer leerte.
ResponderEliminarun saludo