¿Cómo podríamos respirar y vivir,
si el espacio no estuviese
lleno de alegría y amor?
Blas de Otero
Si supieras de mi espanto. Oh
flor de la lila,
si tú
supieras.
Si supieras de este frío que me embarga cuando pienso que no existes,
del miedo que engendra entender que hasta la nada
se olvida, de como tiemblan mis manos buscando
las huellas marchitas de un pétalo en la nieve,
o del dolor en mi pecho ahogándose en sí mismo,
o del gélido ataúd que llevo a las espaldas,
o de los pedazos de tumba, abierta,
adheridos en mis dientes, de las uñas sucias
creciendo, de mis caídas desde el fondo,
de mi lengua lamiendo el barro
------------------------------------------------------- para nada.
Si tú supieras, oh flor
de la lila, si tú
supieras
que no hay dioses ni demonios a las puertas de mi alma,
si tú lo supieras temblarías
renaciendo de la nada
y uniendo tu hielo al frío –horror
que anidó en un sueño- arderías en mi adentro
arrancándome los miedos
que emponzoñan mis entrañas.
Si tú supieras que tengo, oh flor, sí, oh flor
de la lila,
que tengo un frío de muerte.
4 de febrero de 2007
¡Éste es mi Rafa!
ResponderEliminarMe decía el otro día Manolo, que con la camarina le había parecido que me inspiraba en tí y en tus lilas, jeje.
Creo que ya uno de tus apodos será el de "Poeta de las Lilas". Sigue regándolas con esa pasión y nunca abandonarán tu jardín.
Besos
Ya, ya leí tu precioso poema íntimo y ecologista. El poeta de la lila celeste me gusta más.
ResponderEliminarUn beso.