Sánchez, Ábalos, Calvo y compañía han venido a sustituir el aceite de ricino del franquismo por su patético y vomitivo victimismo impostado. Dan náuseas. Y son como para dar miedo, mucho miedo; la historia nos ha enseñado que las falsas víctimas de vodevil del presente, suelen acabar siendo los más sanguinarios verdugos del mañana.
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