¿Quién ha dicho que los OBNIS no existen? Pues claro que existen. En España, por ejemplo, los hay a paladas. Un OBNI es un sujeto de esos que curran setenta horas a la semana por mucho menos de lo que fija el SMI, y, luego, en la barra del bar, se dicen orgullosos de ser españoles y defienden a capa y espada nuestras más rancias tradiciones y al Rey, el clero y a nuestro ejemplar empresariado, ese que, con su abnegado sacrificio, levanta a diario la "nación". Pero no suele quedarse ahí un OBNI. A un OBNI, tras la segunda cerveza, le suele dar por alinearse con los postulados de Vox, que "las mujeres, tarde o temprano, acaban demostrando ser todas unas zorras; los inmigrantes, un peligro para nuestra cultura y las muy zorras de nuestras mujeres; y los maricones, lesbianas y otros pervertidos sexuales, desde un principio, no son otra cosa que los grandes y casi únicos responsables de eso que llaman el "invierno demográfico" y va a acabar con la posición dominante que, por la Gracia de Dios, ocupa el sacrosanto imperio español en el mundo y buena parte del universo". Un OBNI, también con bastante frecuencia, mantiene que Franco no lo hizo tan mal y construyó pantanos y hablaba a la perfección la lengua de Shakespeare. Eso sí, un OBNI se considera progresista de izquierdas o centroizquierda y, a la hora de votar, lo hace por el PSOE o Ciudadanos, pero nunca por la izquierda denominada radical por los medios de manipulación al servicio de aquellos que lo exprimen a diario como a una naranja de esas que, como consecuencia de la competencia desleal de sus hermanas sudafricanas, se quedan sin recoger y terminan tiradas por los suelos. Los hay también que incluso votan a Vox o al PP o, en un arranque de viril joseantonianismo, a la Falange Española de las JONS, aunque raramente tengan el coraje de admitirlo. El OBNI, Obrero Bobalicón Nada Informado. Cuando no en la Luna, siempre en las nubes.
sábado, 21 de septiembre de 2019
La caída del precio de la naranja
¿Quién ha dicho que los OBNIS no existen? Pues claro que existen. En España, por ejemplo, los hay a paladas. Un OBNI es un sujeto de esos que curran setenta horas a la semana por mucho menos de lo que fija el SMI, y, luego, en la barra del bar, se dicen orgullosos de ser españoles y defienden a capa y espada nuestras más rancias tradiciones y al Rey, el clero y a nuestro ejemplar empresariado, ese que, con su abnegado sacrificio, levanta a diario la "nación". Pero no suele quedarse ahí un OBNI. A un OBNI, tras la segunda cerveza, le suele dar por alinearse con los postulados de Vox, que "las mujeres, tarde o temprano, acaban demostrando ser todas unas zorras; los inmigrantes, un peligro para nuestra cultura y las muy zorras de nuestras mujeres; y los maricones, lesbianas y otros pervertidos sexuales, desde un principio, no son otra cosa que los grandes y casi únicos responsables de eso que llaman el "invierno demográfico" y va a acabar con la posición dominante que, por la Gracia de Dios, ocupa el sacrosanto imperio español en el mundo y buena parte del universo". Un OBNI, también con bastante frecuencia, mantiene que Franco no lo hizo tan mal y construyó pantanos y hablaba a la perfección la lengua de Shakespeare. Eso sí, un OBNI se considera progresista de izquierdas o centroizquierda y, a la hora de votar, lo hace por el PSOE o Ciudadanos, pero nunca por la izquierda denominada radical por los medios de manipulación al servicio de aquellos que lo exprimen a diario como a una naranja de esas que, como consecuencia de la competencia desleal de sus hermanas sudafricanas, se quedan sin recoger y terminan tiradas por los suelos. Los hay también que incluso votan a Vox o al PP o, en un arranque de viril joseantonianismo, a la Falange Española de las JONS, aunque raramente tengan el coraje de admitirlo. El OBNI, Obrero Bobalicón Nada Informado. Cuando no en la Luna, siempre en las nubes.
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