miércoles, 28 de agosto de 2019

El ente 'aneuronal'


—Si tanto te gustan los inmigrantes, llévatelos a tu casa.
—Más allá de los umbrales de mi humilde y poco amplia morada, mi casa es España. Y, ya que pago aconfesionalmente mis tributos, me gustaría que se usasen para que fuese un país solidario y hospitalario.
—¡Primero los de aquí, cojones, que muchos de los nuestros llevan décadas ahogándose en la miseria!
—¿Te refieres a los sin techo? ¿O a esos otros muchos a los que las mafias del totalitarismo financiero les arrebatan a diario sus casas? ¿A los que se van al paro como consecuencia de unas reformas laborales salvajes que permiten casi todo a empresarios sin escrúpulos infectados de codicia? ¿A los chicos de Altsasu y otros presos políticos?
—Ya me estaba pareciendo a mí que eras un rojo de mierda.
—Cómeme mi rabo rojo en dos tiempos, reaccionario cuentagarbanzos.
—¡No me faltes, eh, eh, no me faltes, que ya te estás pasando insultando mi inteligencia!
—¿...?

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