lunes, 4 de marzo de 2019

La Sevilla olvidada (5). (Carlos Parejo)


El paisaje edificado de la Sevilla olvidada es diferente al de la Sevilla de las tarjetas postales. Aquí se habla de chabolas de emigrantes, de casitas bajas, de casas de autoconstrucción y de bloques de pisos para viviendas sociales. Bloques que se distinguen por sus colores: los blancos, los amarillos, los rojos, los verdes, los azules o los marrones.

Algunos barrios de la Sevilla olvidada tienen el disgusto de acoger vertederos ilegales de escombros y cuadras ilegales –por ejemplo, junto al antiguo canal del Tamarquillo-, y otros llevan décadas pidiendo pantallas acústicas que sanen sus oídos del ruido del tráfico de las Carreteras de circunvalación.

También hay barrios que han pedido reiteradamente que se soterren las líneas de alta tensión que abastecen de electricidad al resto de Sevilla capital, y no se electrocuten de vez en cuando algunos niños despistados (por ejemplo, en barriadas como San Jerónimo, La Bachillera, Padre Pio o Torreblanca).

Algunas calles tienen numerosos y profundos baches que pueden alcanzar la mayoría de edad (18 años) provocando una y otra vez caídas a los ancianos, antes de que se arreglen. Y, además, las calles de estas barriadas de la Sevilla olvidada reciben la visita de los empleados municipales de limpieza solo una vez a la semana y mucho menos de los encargados de poda del arbolado urbano y limpieza del alcantarillado. Muchas mujeres organizan patrullas vecinales para limpiar las aceras y podar los árboles de su tramo de calle, simplemente por voluntarismo y solidaridad, así como hacen frente con medios artesanales a las periódicas invasiones de cucarachas, pulgas y ratas.

Y para colmo, los pequeños parques de barrio que se les construyeron no han sido mantenidos, ni se han reparado sus farolas, fuentes y bancos. Afectados por el vandalismo urbano, sirven sólo a las botellonas juveniles de finde, que se prolongan hasta la madrugada ante la ignorancia de la policía local.

De hecho, han pasado por aquí más media docena de alcaldes democráticos con sus chisteras llenas de promesas, que luego han incumplido.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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