Engordaba su currículum mediante el consumo compulsivo de una amplia gama de sustancias anabolizantes que obtenía en el mercado negro; dada su mediocridad, era incapaz de imaginar otro modo de ganar espacio en su afán por ir trepando hacia la cima del vertedero. 'El abuso de esos productos terminará pasándote factura", le repetían con frecuencia sus conocidos; jamás tuvo un amigo ni a nadie que lo amase. Una mañana de la abrasadora canícula, su criatura reventó como un saco de mierda, diezmando, casi hasta el exterminio, la población de ratas. Él, pese a las innúmeras esquirlas de posgrado falso que se le clavaron en el lugar donde se le suponía el corazón, continuó caminando, como si tal cosa, sobre las aguas fecales.
(Anak Krakatau.)
Tan esoalofriante como este amanecer invernal
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