La cruz
Cuando los pobres lanzan
una moneda al aire
siempre les cae del lado
por el que no apostaron;
qué cruz: les sale cara.
De una parte esto indica
que la buena fortuna
es un dispar concepto
que, al estar amañado
en favor de las clases
acomodadas, nunca
llega a hacer buenas migas
con los necesitados.
Pero a la par -qué ejemplo
de homonimia- nos viene
a advertir que, al instante
de ser lanzada al aire,
la moneda se esfuma
-no es un prodigio, es sólo
un truco, una ilusión
óptica, una falacia
dirigida a cambiarla
para siempre de manos-
resultando el envite
de lo más oneroso.
No está hecho el azar para la boca
del pobre en este mundo
consagrado a los diablos trileros y esclavistas
que medran a sus anchas en las cloacas
del totalitarismo financiero.
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